Billete de vuelta

El parto de Toledo, la cigarra y la hormiga

Si hay algún asunto de ámbito nacional que preocupe sobremanera a los españoles que se aproximan a los 60 es cuándo se podrán jubilar, cómo se hará el cómputo de su pensión y cuánto cobrará para afrontar con dignidad la edad dorada

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá.

El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. / FERRÁN NADEU

Francisco García

Apretado el nudo por Bruselas a la vista que la corbata no le llegaba al cuello, el ministro Escrivá ha anunciado su propuesta para garantizar (?) el sistema de pensiones: subir las cotizaciones a la Seguridad Social de todo quisque, pero más a los que más cobran. O sea, penalizar los salarios, principalmente los más altos, porque somos muy de izquierdas y los ricos y las empresas que arreen. O sea, demagogia rancia y un parche sin medidas adicionales necesarias y efectivas. Una muestra más, en definitiva, de la voracidad recaudatoria de este Gobierno. O sea, que dentro de unos meses todos llegaremos a fin de mes cobrando menos. Aunque unos más que otros.

Si hay algún asunto de ámbito nacional que preocupe sobremanera a los españoles que se aproximan a los 60 es cuándo se podrán jubilar, cómo se hará el cómputo de su pensión y cuánto cobrará para afrontar con dignidad la edad dorada. No es cuestión baladí, pues siempre habíamos creído que las cotizaciones de hoy representan un pago diferido para mañana, Si el sistema es insostenible y puede saltar por los aires, parece arreglo apresurado que hoy paguemos más para cobrar mañana lo mismo. Por no añadir que incrementar las cargas empresariales supone retraer incentivos para la contratación y la inversión. O sea, que se acaba perjudicando a los que se pretende proteger si medidas como las anunciadas acaban suponiendo ajustes de plantilla. En el país con más paro de Europa el Gobierno toma medidas que gravan la contratación. Magnífico eslogan electoral.

A Escrivá el Pacto de Toledo se le ha vuelto un parto, tal que la montaña parió un ratón y además con fórceps. Este tipo de mensajes y de decisiones atolondradas generan además un ruido peligroso. Los mismos que llevan una legislatura alentando una estúpida batalla de sexos van camino de provocar de manera irresponsable una guerra entre generaciones, la vieja dialéctica entre la cigarra y la hormiga, entre los que trabajan y los que viven del erario público. Pero no se preocupen, que este desaguisado lo arregla Luisina Carcedo trasladando el pacto de las pensiones de Toledo a Bimenes.

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