Venga, circule

Ideas suicidas

Ideas suicidas

Ideas suicidas

Meryem El Mehdati

Meryem El Mehdati

Quedan 72 días para las elecciones. Casimiro Curbelo avisaba en el debate sobre el Estado de la Nacionalidad Canaria: “No podemos dar cabida al incipiente activismo contra el turismo, es un planteamiento suicida considerar invasor al sector de la economía que más riqueza y empleo genera. Es un mensaje peligroso y no es inocente”. Sus compañeros y público aplaudieron. El virrey de la Gomera acababa de poner varios puntos sobre diversas íes, fin de la cita, como dijo en su día don Mariano Rajoy Brey, otro célebre experto en reírse en la cara de la genta para la que trabajaba. Se fueron nuestros representantes una vez más a sus casas sin dar una sola unidad de palo al agua, quién pudiera imitarlos en la oficina sin afrontar consecuencia alguna. Verán, las personas normales fichamos todos los días y hacemos nuestro trabajo porque de lo contrario ¿cómo podríamos seguir alimentando a multimillonarios que se dan apretones de manos cuando sube el precio de la luz o el de la harina de trigo? Agachamos la cabeza, pasan los días, cobramos un sueldo, pasan los años. En marzo de 2023 seguimos sin saber quién era el misterioso M. Rajoy. Vivimos tiempos un tanto asfixiantes y llevamos con normalidad supina la sensación constante e inescapable de que existen dos tipos de leyes y justicias que se aplican en función de quién sea el supuesto criminal. Si en algún momento de su vida siente la tentación de pasarse de listo con una administración pública le aconsejo que se tumbe un momento hasta que se le pase. Ponga las piernas en alto contra la pared más cercana. Usted no es un político: si se atreve a cobrar un bono social que no le corresponde, como Mónica García (madre y médica, no sé si lo saben, no sé si se hartaron de oír que, bueno, eso, es madre y médica) o Enrique Ossorio (un sinvergüenza de categoría suprema) el funcionario de turno se encargará de encontrarle hasta bajo las piedras y la historia no terminará bien para usted.

Tiene razón Curbelo en que un fantasma recorre Canarias, una idea radical cuyo planteamiento consiste en que los canarios no quieren nadar en excrementos como ya hacen los vecinos del Médano y los pueblos de la costa de Granadilla. Tampoco quieren ser expulsados de sus barrios hacia una periferia que cada día se desdibuja más y más ni desean que el inglés de turno les abronque y les falte al respeto en sus puestos de trabajo por no hablar inglés. Siempre y cuando sean los hijos de los demás los que contraigan enfermedades por nadar en aguas contaminadas el resultado nos da igual, este es el mensaje inocente. Para el propósito de este texto tomaré prestadas las palabras del conde de la Gomera. Supongamos que son suicidas los que se manifiestan por sus playas, sus barrancos y sus montañas, los que duermen casi al raso para evitar que se sigan haciendo obras en espacios protegidos y quienes se organizan para manifestarse por sus barrios y sus municipios. No verán a estas personas en un prostíbulo gritando (supuestamente): “Yo me meo en las putas, yo no pago a las putas”. Quienes participan en ese incipiente activismo contra el turismo sacrifican su tiempo libre, su propio dinero y partes de sus respectivas vidas para poner el cuerpo por su hogar mientras otros lo intentan vender metro cuadrado a metro cuadrado, pero si escuchamos a la cohorte contrahecha de vendehúmos en traje que tenemos por representantes pareciese que los criminales son los primeros. La cancioncita de que estamos ante tres o cuatro radicales solitarios y desquiciados que pretenden atacar lo que nos da de comer es lo único que sigue aplacando a una parte de la población porque no existen escenarios más terroríficos que el de perder el pan y el techo. Así, divididos en esta cuestión nos mantienen entretenidos peleándonos por alguna que otra piedra. Yo sigo buscando esa riqueza y esos empleos que generan los que vienen a las islas a pintarrajear cuevas, a hacer motocross en espacios protegidos, a robar plantas y piedras y a convertir aparcamientos públicos al lado de la playa en comunas de caravanas. Lamento decirles que por más que busco no la encuentro. Mi cita para el oculista es en diciembre de 2023.

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