Retiro lo escrito

Un pacto inalcanzable

Ángel Víctor Torres saluda a Isabel Díaz Ayuso en la Conferencia de Presidentes de marzo de 2022 en La Palma.

Ángel Víctor Torres saluda a Isabel Díaz Ayuso en la Conferencia de Presidentes de marzo de 2022 en La Palma. / Andrés Gutiérrez

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Amedida que se suceden las encuestas electorales se van dibujando un conjunto de tendencias: el PSOE sigue siendo la fuerza política más votada con apreciable diferencia, aunque pierde entre dos y tres escaños, Coalición Canaria no se derrumba y mantiene cierta fortaleza, aunque puede extraviar entre uno y dos escaños y el PP disfruta de una fuerte subida, ganando entre cinco y seis diputados. Los partidos pequeños o se mantienen (como la Agrupación Socialista Gomera) o sufren un pequeño desgaste como suele ocurrir con los socios minoritarios de una coalición gubernamental –Nueva Canarias cuatro escaños, Podemos sigue agonizando y obtiene tres. Los dos bloques (grosso modo, centroizquierda y centroderecha) están virtualmente empatados, y según qué horquillas, ni Casimiro Curbelo podría resolverlo, por no hablar de la mayúscula estupidez de consagrar de nuevo al Sumo Guarapo como garantía de la estabilidad del Ejecutivo: sale carísimo. Un pacto de gobierno entre socialistas y coalicioneros estaría respaldado por más de cuarenta diputados, pero aunque perfectamente posible, no parece excesivamente probable. Es difícil imaginar a Fernando Clavijo como vicepresidente del Gobierno y Coalición debería enfrentarse a una situación inédita: satisfacer con tres consejerías los apetitos de todas sus tribus isloteñas, generando a buen seguro tensiones internas. Ni Ángel Víctor Torres ni al conjunto del PSOE le agrada este horizonte, pero, desde luego, la mayor resistencia se presentaría en Tenerife.

Los socialistas tinerfeños creen que ya han soportado bastante en los últimos cuatro años. Ni siquiera han dispuesto de un consejero en el Gobierno autónomo, ya que Julio Pérez no es identificado como miembro de ninguna de las jefaturas y facciones de la organización insular. Teresa Cruz fue fulminada como consejera de Sanidad –algunos todavía buscan alguna justificación razonable para un desmoche que jamás se explicó– y por supuesto no se consultó en ningún momento a nadie de Tenerife sobre su sustituto. Torres eligió a Blas Trujillo, que no se ha lucido precisamente al frente de la sanidad pública y solo cuenta con el formidable aplomo de su cinismo para defender la caótica situación en la atención primaria –pese a un plan que operativamente no existe– y en las urgencias hospitalarias. Desde hace varios meses es cada vez más densa y hocicuda una minoría en expansión que, en el PSOE tinerfeño, pide explorar acuerdos con el PP, siguiendo el modelo palmero de alianza de conveniencia para arrinconar a Coalición como un enemigo común. Esperar a los resultados a finales de mayo y, si no queda otra, convertir a Lope Afonso en vicepresidente del Cabildo y a Carlos Tarife alcalde de Santa Cruz. Lo plantean casi como una cuestión de supervivencia política y al margen de los acuerdos que se suscriban a nivel autonómico. Se me antoja demasiado bizarro que, realmente, personas como Pedro Martín y Patricia Hernández tuvieran el valor político de plantear un órdago a Torres y la dirección regional, por no hablar de Ferraz. Pero este malestar ilustra bastante bien lo complejo y encrespado que sería un Gobierno autonómico entre el PSOE y CC, con los de Clavijo gobernando el Cabildo Insular y el ayuntamiento santacrucero gracia sal apoyo del Partido Popular.

En el pleno de ayer del ayuntamiento, por cierto, el alcalde José Bermúdez no quiso debatir sobre el estado del municipio con la oposición y Patricia Hernández no quiso estar presente cuando Bermúdez tomó la palabra. No proyectaron precisamente una imagen de capacidad de entendimiento y ambos serán diputados en el próximo parlamento. El pacto está muy lejos. Ahora mismo es inalcanzable.

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