Punto de vista

La meiosis política

Yolanda Díaz agradeciendo los aplausos de la bancada del PSOE y de Unidas Podemos.

Yolanda Díaz agradeciendo los aplausos de la bancada del PSOE y de Unidas Podemos. / José Luis Roca

Fernando Sagaseta López

No dudo de la complejidad, comentaba un avezado y comprometido amigo de izquierdas, con décadas de compromiso a sus espaldas, refiriéndose a la miscelánea de la izquierda progresista.

No soy sociólogo, pero llevo toda mi vida observando la meiosis del «pluralismo» de las izquierdas, y me consta que movimientos de unificación ha habido. Sin ánimo de simplificar, pero, para que el árbol dé frutos, habrá que podarlo, y hablo de la rentabilidad electoral como fruto, y no de devastar el debate de ideas, y menos aún de maniqueísmos pre y congresuales.

En la izquierda, desde la función autocrítica, como emblema de buena fe; pasando por la función dialéctica, como redentora de las contradicciones; con frecuencia, prosperaba el hedonismo personalista burgués, al que llamaban «pequeño burgués» para no herir susceptibilidades, que por otra parte no existían, pues lo que preponderaba eran los personalismos, como con el tiempo se fue desvelando hasta con traiciones, y lo que fue puro, murió.

En otras latitudes, tiempos y circunstancias, se hicieron razias, y por éstas otras hubo desafecciones, depresiones, incredulidad, y perdón. Faltó no sólo pedagogía, que algunos llevaron a cabo de forma denodada, faltó saber decir no, y estar en el fragor de la digestión política.

Los proyectos progresistas se han visto permanentemente afectados por divisiones, que, en efecto, en ocasiones eran plenamente rupturistas en lo ideológico, pero otras eran de método, y otras de matices propios de tesinas universitarias, llegándose a constituir siglas que cuando convocaban a congresos se reunían en una cabina telefónica; pero, sin embargo, eran llamados a los debates o a constituir coaliciones, y el resto de la historia ya la conocen.

No cabe duda de la oportunidad de la eclosión de lo que ha representado Unidas Podemos para la vida política de este país, y de que sin su ahínco los avances sociales habidos en estos años no hubieran tenido la trascendencia que hoy tienen, y de ello, la actitud furibunda de la derecha, pero el modelo parece flaquear. Regenerémoslo sumando si no queremos pasar otro periodo de melancolía. Los lideratos son necesarios, no los derrochemos.

Los otros quieren meiosis, la división celular, que tiene como esencia de actividad de la célula, hasta ese entonces diploide, que deja de serlo, para pasar a tener dos divisiones sucesivas con capacidad para generar cuatro células haploides, y éstas sólo contienen una parte de los cromosomas, es decir, se necesitan para complementarse y dar vida, es decir, Sumar.

Decía un político canario de antaño sumergido en la izquierda que «los valores humanos suplirán a los económicos en este sistema sin ética»: Se refería al capitalismo feroz.

La conciencia social colectiva se adquiere por educación, pero ésta no luce al socaire de los proyectos educativos al uso, va a resultar que los escándalos económico-financieros pudieran llegar a ser el cauce del escarnio que la propia población necesite para posicionarse, tomar conciencia ante los partidos políticos desde sus propuesta o programas, para así, al menos, tener un referente al momento de votar.

Ya se hace lo de la propuesta. Y bien. Bueno, no la cumplen. Y así, se va larvando la conciencia social colectiva. Habrá otros métodos, no lo dudo, pero parece que el escándalo mueve más que el adoctrinamiento ideológico, siempre necesario, pero parece que no suficiente.

Y sí, los foros son imperiosos, como abrevadero para todo tipo de ser vivo: vaca, cabra o pájaro. La exclusión es mala consejera.

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