Retiro lo escrito

El ministro Héctor Gómez

Héctor Gómez, de exportavoz en el Congreso a nuevo ministro de Industria

Héctor Gómez, de exportavoz en el Congreso a nuevo ministro de Industria

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Hace pocas semanas, y confieso que con una gran estupefacción por mi parte, comprobé que algunos periodistas daban pábulo a invenciones excrementales de un libelo ultraderechista contra varios socialistas canarios, entre ellos, Héctor Gómez, exportavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados. Uno ya ha visto lo suficiente para entender a Demócrito de Abdera, el maestro de Protágoras, que se arrancó los ojos para que no lo distrajeran las bellezas ni los horrores del mundo, pero extender esas basuras por el ecosistema de los medios canarios es una práctica relativamente nueva. Ayer, el mismo día de su toma de posesión como ministro de Industria y Turismo, Gómez volvió a ser aludido en la más conocida publicación ultra y difamatoria de los madriles. Supuestamente había mantenido una conversación telemática con Tamara Raya, Luis Yeray Gutiérrez y Juan Bernardo Fuentes. La supuesta noticia no aportaba la más mínima prueba de ese diálogo, que el libelo ponía en relación con los contratos fraudulentos entre un constructor y la Dirección General Guardia Civil. Es un grotesco y estúpido intento de difamar al nuevo ministro, al alcalde de La Laguna y a una diputada que podría desempeñar un cargo relevante en el próximo Gobierno de Canarias.

El llamado caso Mediador existe y está siendo objeto de una compleja investigación judicial cuya envergadura no se explicaría si los hechos presuntamente delictivos se limitaran a pintorescos chanchullos de dos antiguos cargos públicos socialistas, tío y sobrino. El caso Cuarteles no se diga. Pero al mismo tiempo resulta obvio el intento oportunista de instrumentalizar ambas causas para atacar al PSOE y a cualquier dirigente o cargo público socialista que reclame munición según los intereses de los difamadores y de quienes les pagan. Una prueba es, precisamente, que se manipule o se invente para agredir a Héctor Gómez. ¿Qué responsabilidad tenía Gómez en los contratos de la Guardia Civil, es más, qué influencia podía ejercer como diputado? ¿Cómo portavoz del grupo parlamentario socialista, cuando solo estuvo un año? ¿Qué relación tiene (de nuevo) la Guardia Civil con el Instituto de Turismo de España, única ocasión, hasta ahora, en la que Gómez, brevemente, gestionó presupuestos públicos? Ser una persona decente y coherente, trabajar intensamente y mostrar lealtad a tu organización política no es suficiente – nunca lo ha sido – para evitar a los calumniadores.

Criatura política evidentemente sanchista el ministro de Turismo no ha tenido, sin embargo, un ajuste sencillo en el ámbito del poder madrileño, que es por lo que apostó después de un tránsito bastante anodino – condicionado por una enfermedad potencialmente grave – en el Parlamento de Canarias. No creo que nunca se haya cuestionado ni su capacidad ni su lealtad a Sánchez. No se equivocó Gómez, sino el presidente del Gobierno, que lo sacó de Instituto de Turismo para convertirlo en portavoz parlamentario, sin advertir que se acercaban tiempos encabronados en los que la exquisita educación, la mesura y la autodisciplina del político tinerfeño no valdrían de gran cosa. Así que optó por Patxi López, que siempre ha sido un sujeto zafio y limitado, pero que puede llegar hasta el borde mismo del escupitajo frente a los periodistas y la oposición parlamentaria. Para colmo Gómez sufrió un aparatoso accidente practicando el ciclismo por Guía de Isora y estuvo meses sin aparecer por el Congreso, limitándose a participar y votar telemáticamente. Qué extraño camino dibuja n las oligarquías de los partidos: Héctor Gómez hubiera resultado un excelente candidato al Cabildo tinerfeño en 2019 sin el cesarismo ramplón y la petulante gandulería de Pedro Martín. Ahora es ministro. Y lo intentará hacer lo mejor que pueda mañana, tarde y noche. No, no de todos los políticos se puede decir lo mismo.

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