El exministro que plantó a Rajoy en un AVE

En los cinco años que Piqué lideró el PP catalán las divergencias con Génova fueron reiteradas, acentuadas por cómo se debía abordar la reforma del Estatut

Josep Piqué.

Josep Piqué. / EFE

Ferran Boiza

El 19 de julio de 2007, apenas ocho meses antes de las elecciones generales, el entonces presidente del PP, Mariano Rajoy, recibió en el AVE, de vuelta a Madrid desde Sevilla, la llamada de Josep Piqué para anunciarle que abandonaba el liderazgo ‘popular’ en Cataluña. Sin opción a negociación alguna.

Fracasaba así la enésima refundación del partido conservador en la comunidad que, históricamente, más se le ha atragantado. Piqué, apuesta de José María Aznar en 2002 para darle un perfil catalanista al PP que lo sacara de la esquina del cuadrilátero político catalán, arrojaba la toalla tras los malos resultados electorales en las municipales de 2007.

Piqué estaba bajo sospecha desde 2004, cuando en las elecciones generales celebradas tras los atentados del 11-M se quedó a 15 diputados del PSC, lastrando las posibilidades de Rajoy ante José Luis Rodríguez Zapatero. Pero los pésimos resultados en los comicios de 2007, a las puertas de unas nuevas elecciones generales que se consideraban vitales para el entonces presidente del PP, le dieron la puntilla.

Génova, como en tantas otras ocasiones, tomó el control del PP catalán pasando por encima de Piqué y minando su autoridad. “Si no hace cambios, los haremos nosotros”, y el entonces secretario general del PP, Ángel Acebes, intervino el PP catalán. Designó al presidente del grupo municipal en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández Díaz, como máximo responsable en esta provincia y a Alicia Sánchez Camacho y a Pilar Arnalot en Girona y Lleida, respectivamente.

Además, dos hombres de confianza de Piqué, el secretario general Rafael Luna y el vicesecretario Francesc Vendrell, fueron apartados del diseño de la campaña para las generales en favor del portavoz adjunto en el Parlament, Daniel Sirera, y del concejal en Badalona Xavier García Arbiol.

Piqué dejaba de controlar la estructura del partido que presidía y moría otro intento del PP de darle una pátina de catalanidad a la organización y acercarla a las bolsas de voto de centro derecha que estaban quedando huérfanas de CiU.

En los cinco años que Piqué lideró el PP catalán las divergencias con Génova fueron reiteradas, acentuadas por cómo se debía abordar la reforma del Estatut. En 2005, Piqué tildó de “desafortunadas” unas declaraciones de Jaime Mayor Oreja en las que vinculaba el Estatut con un supuesto arbitraje de ETA a través de ERC. Y poco después se reunió con el líder independentista Josep Lluís Carod-Rovira, encuentro desautorizado en público por Acebes. 

Tras defender que la CMT se trasladara a Barcelona y apoyar la OPA de Gas Natural sobre Endesa, desoyó a Rajoy, que había anunciado que el PP presentaría una enmienda a la totalidad del Estatut, y aseguró que los ‘populares’ sólo presentarían enmiendas parciales.

La huida de Piqué, que había sido ministro con Aznar en el Gobierno y director general de Industria con Jordi Pujol en la Generalitat, tras su frustrado “giro catalanista” sumió al PP catalán en un largo periodo de interinidad.