Retiro lo escrito

Hacia un pacto sanitario

Carolina Darias presenta su proyecto emblemático para Las Palmas de Gran Canaria

Carolina Darias presenta su proyecto emblemático para Las Palmas de Gran Canaria / Andrés Cruz

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Avanza esta tediosa como pocas precampaña electoral: un conjunto de monólogos incapaces de transformarse en un diálogo en el espacio público entre opciones y candidatos en liza. Es de temer que sea así hasta el final: una sucesión de spots publicitarios, como el que se marcó el otro día Carolina Darias con su paliquito tan enrollado como impostado sobre la inminente y prodigiosa transformación del barranco de Giniguada. Durante los últimos ocho años Augusto Hidalgo se ha tomado el Guiniguada como si fuera el Orinoco: un accidente geográfico totalmente ajeno a su ámbito de responsabilidad. Es una vía completamente abandonada y despreciada por las autoridades municipales aunque muy frecuentada por vecinos que practican el senderismo o el ciclismo a través de un sendero que –por cierto– ordenó construir Juan José Cardona. La señora Darias –o alguno de sus asesores– la acaba de descubrir. No me la imagino pegándose la pechada; hasta en los andares la candidata evidencia lo poco que ha caminado en la vida. Cuando los ciudadanos de Las Palmas descubran que la experiencia de gestión de la exministra es aproximadamente nula –Sanidad concentró y asumió la gestión dura de la pandemia con Salvador Illa al frente; Darias llegó cuando las comunidades ya habían recuperado el control, y nadie gestiona nada en la presidencia de un parlamento o en la Delegación del Gobierno central– se van a llevar una sorpresa.

Tendría un excepcional interés que los candidatos presidenciales de los distintos partidos expusieran su proyecto para rescatar el sistema sanitario público canario del desbordamiento que sufre cotidianamente. Tal vez sería imprescindible una explicación previa: ¿cómo es posible que entre 2020 y 2023 el Gobierno autonómico haya incrementado el presupuesto sanitario en más de 652 millones de euros (un 20,8% más) con un impacto casi inapreciable en la calidad del servicio? ¿Nadie puede explicar que asignando nada menos que 3.793 millones de euros anuales las urgencias hospitalarias estén habitualmente colapsadas y la atención primaria se vea muy a menudo sobrepasada por la presión asistencial? Si se han incrementado 400 profesionales sanitarios en los últimos dos años, ¿por qué las listas de espera para operaciones quirúrgicas y pruebas diagnósticas son mucho más largas que a mediados de 2019? En el paraíso financiero del Servicio Canario de Salud que riega con una manguera de millones Blas Trujillo los médicos se pondrán en huelga el próximo día 8: a juicio del Sindicato Oficial de Médicos el Ejecutivo no ha cumplido con las mejoras salariales, laborales y formativas que llevan intentando negociar en los últimos dos años.

La oposición suele argumentar que las inyecciones presupuestarias han resultado ser irrelevantes porque lo que existe es un problema de gestión. Muy probablemente, pero lo que se antoja realmente grave es que el problema de gestión engorda en un modelo sanitario que ya no es plenamente operativo. Los distintos planes de choque se han diseñado mal. La reforma del sistema sanitario público –diseñado en Canarias en los años 90– es imperativa y debe basarse en un consenso básico de las principales fuerzas políticas: mejora de la productividad, impulso a la cirugía mayor ambulatoria y a la hospitalización a domicilio, telemedicina, cambios organizativos y tecnológicos para ampliar la jornada, nuevos criterios de gestión de entrada en las listas de espera, mayor uso de la sanidad privada. Sin este cambio de paradigma en la atención sanitaria puedes poner otros 600 millones en vena y los resultados no serían sustancialmente mejores. Diálogo con profesionales, medidas de choque y compromiso para llegar a un pacto sanitario que redefina el modelo organizativo y operativo del Servicio Canario de Salud. Ahora podría ser una coyuntura espléndida para empezar a hablar.

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