Tropezones

Controversia

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Lamberto Wägner

Lamberto Wägner

Cuando le advierto a M.T., extraordinario filólogo y mejor amigo, que el español es un idioma machista, observo que da un respingo de mucho cuidado. Y tal vez yo me esté pasando un pelín, pues me apoyo en que el plural incluye a ambos sexos, y cuando se habla por ejemplo de «los niños» así ha de considerarse, si no se especifica lo contrario. Lo cual es una clara discriminación en favor del sexo masculino, por mucho que la gramática aperciba que el término ha de entenderse genéricamente. Es como si ante un virtual jurado el «filólogo defensor» puntualizara «el jurado deberá tener en cuenta que el término ‘los niños’ no se refiere a que son del sexo masculino sino que ha de entenderse en el sentido genérico, incluyendo ambos sexos». Como es natural el jurado escuchará la alegación, pero ya se habrá quedado con la copla del déficit de igualdad subyacente en este mecanismo de corrección. En este punto surge la controversia con mi buen amigo, que me regala toda una conferencia sobre la confusión entre género y sexo, aderezándola con ejemplos como el «yo» masculino, o el «persona» femenino, que a mí me suenan más a maniobras de intimidación que a argumentos pertinentes. Y resaltando con vehemencia las exageraciones del llamado lenguaje inclusivo, que por otro lado yo comparto, con el lingüísticamente antieconómico proceder, supuestamente corrector, de explicitar el «todos y todas», «trabajadores y trabajadoras» y el abominable «nosotros y nosotras». Aunque yo sea más propenso a corregir en la medida de lo posible este déficit de igualdad entre ambos sexos, coincido con mi amigo en que el idioma es el que es, con su tradicionalmente aceptado plural genérico de uso inveterado.

Y si se me permite podría sacar a colación el idioma inglés, donde no se da este dilema, al contar con términos neutros para estos predicamentos. Cuenta por ejemplo para «los niños» con la palabra «children», que describe a la grey infantil, sin determinación de sexo.

Pero ya puestos, también el inglés tiene algún problemilla estructural que viene arrastrando tradicionalmente por un uso consuetudinario y aceptado: el uso del «tú», que para bien o para mal no matiza como lo hace el español entre el «tú» y el «usted», sino usando el «you» en ambos casos. Yo no voy a entrar en si dicho tratamiento es mejor, por su carga más democrática, o si por el contrario carece de la enriquecedora matización del español, pues estoy dispuesto a aceptar sin más que «esto es lo que hay», sin pretender que el inglés modifique su idioma para resaltar el «usted» sin tener que recurrir a cansinas perífrasis esclarecedoras.

Aunque no me cabe duda que el gremio de actores de doblaje del inglés al español sí que nos agradecería una enmienda en este sentido, para ahorrarse el frustrante trueque del «usted» por el «tú» a lo largo del film con el que están bregando, dudando sobre la oportunidad de forzar el cambio. ¡No vaya a ser que en el momento del beso final entre los dos protagonistas, todavía se estén tratando de «usted»!

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