Reseteando

Chapotear en el pesebre cultural

Javier Durán

Javier Durán

Se pregunta uno cómo los partidos son capaces todavía de convocar en campaña electoral reuniones con la «gente» de la cultura, a la búsqueda de apoyos influyentes, o al menos que se pasen por allí para darle un cierto pedigrí al candidato. Esta utilización descarada, a plena luz del día, no es una misión cualquiera, dado que el fontanero de turno se lo tiene que currar fino para conseguir movilizar a novelistas, poetas, DJ, raperos, ilustradores, diseñadores, decoradores, arquitectos, pintores... No es nada fácil. La gente ya no deja atrás un capítulo de La diplomática a cambio de una pulga de serrano ibérico acompañada con un vino blanco, aunque la tropa las pase canutas y hasta la misma Fundación Chirino haya tenido que cerrar 48 horas por impagos, que ya es decir. Algún que otro convocante lo llama el «sector», como si fuese del metal y tuviese un convenio único con disposiciones relativas a los honorarios, vacaciones y subidas salariales. Lo más nefasto es que quieren arreglar la cultura en una discoteca, con copas por medio, un discursito y tralla musical. Un jolgorio a base de abrazos, besos y promesas para renovar el pesebre. Nadie sabe realmente qué se puede hacer por la cultura, o si realmente la existencia de la cultura es lo que hay: un montón de centros culturales llevados por funcionarios y luchas encarnizadas entre promotores para alcanzar una porción del pastel. Pero eso no es relevante. La fiesta con el «sector» no tiene nada que ver con un revulsivo o con la presentación de una iniciativa estructurante. Hay partidos a los que les da igual coger las tetas de la ubre y volverlas a exprimir de cuatro en cuatro años sin complejo alguno. Les da lo mismo dejar o no alguna herencia, algo de lo que se sientan orgullosos dada su contribución al bienestar de la ciudadanía. Pero de estas cosas no se puede (o se debe) hablar entre el regocijo (o revolcadero) electoral. De una larga y brillante etapa de crecimiento en infraestructuras culturales hemos pasado al cortoplacismo y a que todo un CAAM despache el 50º aniversario de Millares como si fuese un mindundi.

Suscríbete para seguir leyendo