Retiro lo escrito

La alegre pibada

Ataque a los carteles electorales de CC en San Bartolomé de Tirajana

C. E. P.

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

No, no me sorprende mucho lo que ocurrió en El Tablero. Básicamente es una cuestión de madurez personal. De saber tratar a la gente, admitir una impertinencia, controlar los nervios. Los niñitos grandullones, engreídos y caprichosos, bendecidos con una papita suave durante lustros, no tienen herramientas para hacerlo. Pasa lo que pasa y al final se quedan desconcertados, perplejos, confundidos. Hace nos días otro de estos chiquillos, que ha conseguido ser alcalde de La Laguna, insultó a un vecino en una romería, y delante de su hijo. Porque le apeteció y punto. Ah, la alegre pibada del PSOE tinerfeño. Esos que Santiago Pérez, al que guarde el Tribunal Supremo muchos años, llamó «sus coroneles», entre los cuales estaban varios de los integrantes de esa fantasmagoría asociativa, Ínsula Viable. Viable, sobre todo, para ellos. Pero también otros, como la exjoven promesa Nicolás Jorge Hernández, exteniente de alcalde del ayuntamiento de Granadilla y después profeta y jefe de gabinete de Julián Mena en Arona, y entre ambas cosas, asesor de Patricia Hernández durante su etapa de vicepresidenta del Gobierno autonómico a pesar de estar investigado judicialmente por presuntos delitos de prevaricación y malversación. Patricita –como la llama Pérez– era también una coronela desde su posición de secretaria general de las Juventudes Socialistas, donde comenzó enseguida a acumular contactos, aprender mañas y regurgitar maquinaciones.

Por supuesto que existen otros nombres en este ilustre senado de ya encanecidos cachorros socialistas. Pero un rasgo que comparten los tres citados es, precisamente, su escasísima formación, su carencia de carrera laboral o profesional alguna y su tendencia al secretismo conspiranoico. Y como resultado de tan magníficas cualidades, por supuesto, un atrevimiento tan irresponsable como inusitado, como el necesario para aspirar a presidir el Gobierno de Canarias con una diplomatura de graduado social y sin haber gestionado antes ni un puesto de pipas. Venga, palante, que no se va a romper nada, y si se rompe, alguien lo arreglará más tarde o más temprano. También es cierto que en este conjunto escultórico José Ángel Martín ha sido el más discreto. El eterno segundo. Algunos en el partido lo han tomado como un pagafantas. El pararrayos en los ataques de furia iracunda de la lideresa. El paño de lágrimas unas veces y otras el subalterno crucificado. Un admirador, un amigo, un esclavo, un siervo. Ya he perdido el número de veces que se ha presentado en la lista del PSOE al ayuntamiento de Santa Cruz. Más que Bermúdez, por supuesto. Lleva ahí media vida. Como de concejal de la oposición no se come, y solo la jefa puede permitirse el lujo de un escaño lánguido y bien pagado, Martín ha sido colocado en varias covachuelas a lo largo de los mandatos. Hasta ayer mismo era asesor del presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, aunque desconozco en qué abstrusas materias asesoraba el concejal, que fue detenido, pasó la noche en dependencias de la Policía Nacional y ha salido a la calle en libertad provisional.

La supuesta rapidez en la reacción del PSOE santacrucero peca de confusa. Han comunicado, por ejemplo, que José Ángel Martín ha dimitido de todos sus cargos. En el Cabildo no. En el Cabildo fue destituido por orden presidencial. ¿A qué cargos se refiere entonces Patricia Hernández? ¿A cargos orgánicos en la dirección local o insular del PSOE? ¿Dimitirá como concejal electo después de las elecciones del domingo? ¿Cómo se explica entonces la intervención de Ángel Víctor Torres, quien llegó a afirmar que si se «confirma lo publicado» la dirección regional del PSOE exigirá que abandone la lista electoral? ¿Y cómo se va a dilucidar eso en 72 horas? Personalmente no me fío un pelo de coroneles y coronelas. Te puedes encontrar dentro de tres meses a José Ángel Martín como pimpante concejal enmascarado con cualquier excusa. Ah, esa generación incomparable de cachorros socialistas. Su ambición charcutera y su grosero cinismo supurante. El daño que han hecho y seguirán haciendo. También a su partido.

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