Retiro lo escrito

Un torbellino de derrumbes y acertijos

Un torbellino de derrumbes y acertijos

Un torbellino de derrumbes y acertijos

Alfonso González Jerez

Alfonso González Jerez

Ustedes han leído a Pemán? La primera vez que entrevisté a Antonio Gala –yo, como todo el mundo, entrevisté más de una vez a Antonio Gala– le insinué torpemente que me parecía un Pemán democrático y no lo recibió muy bien. Pues bien, Pemán, que era un magnífico articulista, escribió una vez que la sinceridad era siempre e invariablemente una limitación del periodista. Solo los periodistas limitados son sinceros, decía el astuto señorito jerezano. Confieso esta noche mi limitación hermenéutica, que me deja al nivel de un comentarista de la televisión autonómica. Este será, necesariamente, un artículo limitado, porque lo que parecían unas elecciones complejas y difícilmente profetizables se han convertido en un torbellino de derrumbes y acertijos, y la máxima responsabilidad deriva de Vox. Más concretamente de la entrada de Vox no solo en el Parlamento de Canarias, sino en los Cabildos y en los grandes ayuntamientos. Ya tenemos aquí a la ultraderecha, pibes y pibas, y ha llegado cuando la izquierda gobernante nos repetía una y otra vez que un progresismo fuerte en las instituciones eran garantía, muro, farallón, cordillera de justicia y solidaridad que impediría cualquier crecimiento voxista. Ha sido todo lo contrario. Es un fracaso rotundo del pacto de las flores.

Y luego están los hostiazos, ustedes disculpen. Algunos comprensibles –Pedro Quevedo, meme de sí mismo, se ha encargado de liliputizar la representación de Nueva Canarias en Las Palmas– y otros misteriosos –una alcaldesa aceptable como Carmen Hernández pierde la mitad de sus concejales–. Sin embargo, no basta para explicar que NC se quede en tres diputados. Lo que paga ahora es precisamente su pacto de cuatro años con el PSOE y su resignación ante los incumplimientos, las mentiras, las indiferencias, las postergaciones, todos los juegos de manos y de villanos del Gobierno de Pedro Sánchez para con Canarias. Han abrazado durante toda una legislatura material tóxico para una fuerza nacionalista que, además, es muy modesta territorial y numéricamente. Lo de Podemos es mucho peor. Como en otras muchas comunidades y municipios Unidos Podemos ha quedado arrasado. Ni un solo diputado. En Santa Cruz de Tenerife ni un solo concejal. En Las Palmas de Gran Canaria, después de gobernar durante ocho años, dispondrán de un único edil. Nadie puede recuperarse de un cataclismo semejante que, además, afecta a tres principales fuerzas políticas del archipiélago: Podemos, Izquierda Unida y Sí se Puede. Después de presentar la dimisión hoy a primerísima hora –Ramón Trujillo no lo hará, porque sabe de buena fuente que la culpa es de los medios de comunicación y no se su propia necedad, su sectarismo corrosivo, sus incapacidad de transmitir una propuesta solvente– el espacio de la izquierda del PSOE tiene medio año como máximo para intentar una recomposición más o menos verosímil, también en Canarias. Ya veremos lo que pasa con el yolandismo. Porque esta catástrofe apocalíptica puede llevar a la excelentísima ministra proletaria a tirarse al monte de las generales o a pedir el ingreso en el PSOE.

Ah, y por supuesto, está la gobernabilidad. Ya les digo que este es un artículo limitado porque cuando lo termino, con el 80% del voto escrutado, solo se abocetan dos posibilidades: un Gobierno del PSOE y Coalición Canaria, con más de cuarenta diputados, y lo que preferirían hasta los socialistas: un Gobierno de CC y el Partido Popular, con una mayoría sumamente ajustada. Sí, todavía no ha terminado el recuento, pero seguro que ha sonado muchísimo el teléfono móvil de Casimiro Curbelo. El señor Curbelo tiene un argumento magnífico: solo ASG está en situación de asegurar la estabilidad del Gobierno autonómico frente a la amenaza desestabilizadora de la extrema derecha, que se dedicará desde el primer momento al filibusterismo parlamentario. Y si no es eso ya se le ocurrirá otra cosa.

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