Reseteando

El verano de 2023 no se lo merece

Pedro Sánchez vota en las elecciones del 28-M

Pedro Sánchez vota en las elecciones del 28-M / EP

Javier Durán

Javier Durán

Frente a la derogación del sanchismo, la operación bikini que se ha montado el líder socialista, un plebiscito vitaminado para enjuiciar si los españoles situados en el lado contrario del PP y Vox todavía le quieren. Este 23J huele a paga extra de julio, chiringuito playero, michelines bajo control, protección solar, sombrilla y hamaca... No sé si hay algún antecedente de unas elecciones durante un mes habilitado por las familias que pagan el IRPF para relajar la tensión de los esfínteres mentales. Imperdonable. Esto no se hace. A estas alturas del año, con el cerebro disuelto, digo ya que no voy a soltar la pajilla en pleno torrefacto para salvarle el trasero a Sánchez. Soy consciente de que cualquier día de estos me puede poner la mano sobre el hombro un camisa parda irritado, y mearme encima nada más ver su sombra chinesca. El anticipo electoral que por razones obvias tanto le interesa al bipartidismo, no tiene en cuenta ni el esparcimiento y ni la conciliación de los españoles. Es la única forma posible de entender esta intromisión entre el bañador, la toalla y los ejercicios de aguagym en la piscina infinita. Cada vez se reduce más la ocasión del personal para salir de vacaciones, asueto en suspensión en 2023 por los efectos maquiavélicos de los precios en los ahorrillos contados. Sánchez, a la manera de un autócrata, omite este escenario, y hasta parece que da por hecho que somos unos desharrapados que nos pasaremos el verano sentados en el balcón con una cervecita, el geranio florecido y maldiciendo la falta de aire acondicionado. Y para ponerle bombillo a un plan tan aborrecible, una elecciones de nada. Bueno, de nada no: en una de estas los concejales capitalinos de Vox piden que se prohiba la circulación de trans por Las Canteras o el beso público entre parejas gays. Hay argumentos de peso. Mortificado, abro una reflexión, tan de moda entre el politiqueo, para ver si con varias muelas empastadas y una tendinitis de caballo es razonable o no el sacrificio que reclama Moncloa: aplastar las vacaciones igual que un mosquito tigre para entrar en el túnel de la politiquería.

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