El lápiz de la luna

La educación más allá del currículo

Un chico joven consulta su teléfono móvil.

Un chico joven consulta su teléfono móvil. / Archivo

Elizabeth López Caballero

Elizabeth López Caballero

El acceso a internet, a dispositivos electrónicos o a las redes sociales que tienen los niños es cada vez más preocupante. No solo por las consecuencias en el desarrollo de la corteza prefrontal, eso da para otro artículo, sino por la cantidad de contenido sexual que se cuela en formato anuncio en los juegos de móvil o Tablet y que no puedes eliminar, salvo que seas Premium, o esperes a que pasen los treinta segundos que exige la publicidad para volver al juego. Treinta segundos son muchos segundos para que un niño esté visualizando un contenido que no es apto para él y que no entiende. Los niños, como niños, tienden a representar en su vida diaria a través del juego todo aquello que observan. Es así como nos encontramos en el aula con conductas sexuales en el alumnado de primaria que no van acorde con su edad. Y, cuando se les explica que eso que han hecho o dicho no es adecuado, los niños suelen argumentar que no saben dónde lo han visto. Y es cierto, no son capaces de asociar en qué contexto han accedido a ello. Sencillamente es aprendizaje por imitación. La mala educación se combate con la buena y la guerra al contenido inadecuado digital también. Para este tipo de situaciones quiero recomendar un libro y una actividad para realizar en el aula con el alumnado. La obra se titula «Mi cuerpo es mío» de ProFamilia e ilustrado por Dagmar Geisler y enseña a los más pequeños a poner límites en su cuerpo a los demás. La actividad que suelo realizar junto a este libro se llama «El mapa de mi cuerpo» y consiste en darles a los niños el dibujo de la silueta de un cuerpo humano por ambas caras, junto con un semáforo. A ellos les corresponde pintar de rojo aquellas partes de su cuerpo que nadie debe tocar, de naranja aquellas partes que les molesta que les toquen y de verde las partes que se pueden tocar, pero pidiendo permiso. Cada alumno explicará el mapa de su cuerpo en clase, de tal forma que los demás entiendan dónde están los límites corporales de sus compañeros. Además, esta actividad le permitirá al profesorado observar quiénes tienen bien definidos dichos límites y quiénes no y, así, seguir trabajando en el respeto y la protección hacia la infancia. ¿Que esta actividad no tiene nada que ver con Lengua o con Matemáticas?, cierto, pero creo, al igual que muchísimos profesionales, que lo importante es cuidar la salud física, emocional y mental de los niños, ya luego vendrá lo demás. Pues, en este caso, el orden de los factores sí altera el producto.

Suscríbete para seguir leyendo