Al azar

Los jueces no son obispos del Rocío

Matías Vallés

Matías Vallés

Dios me libre de pecar de blasfemo, pero cada mañana a primera hora reproduzco el sketch de TV3 sobre la Virgen del Rocío. A estas alturas ya no lo miro, pero contribuyo a aumentar el número de visualizaciones. Empleo el mismo razonamiento que me impulsa a comprar todos los libros de Salman Rushdie o de J.K. Rowling, y a soportar las canciones de Valtònyc. Consumir incesante, anónima y sacrificadamente los productos censurados es la mejor venganza contra los inquisidores. Como no sé reprimir mi pulsión crítica, el número sacro televisivo muestra una pobreza lacerante. Se aleja de Viridiana o del extraordinario Teledéum de Boadella, dejando a salvo la muy meritoria interpretación virginal de Judit Martín, ahora imputada por injurias.

Si tiene una escultura, merece una caricatura, ¿le consta a alguien que la Virgen en cuestión o alguna de sus colegas se haya mostrado ofendida por el número cómico? Los jueces no deberían ejercer de obispos, lógicamente afrentados. Es un problema de desubicación profesional, máxime habiendo tantas mafias desatendidas que deben reír a mandíbula batiente al saber que los fondos estatales se concentran en cuestiones minúsculas. En cuanto a los poderes regionales que se han exaltado con ira de campanario, suena raro defender la actuación de Pussy Riot contra Putin en un templo moscovita, y atacar a continuación la sátira en la televisión pública catalana. Existiendo además la posibilidad de no verla, excepto para los activistas comprometidos entre quienes milito orgulloso.

Peter Thiel tiene ocho mil millones de euros, cofundó PayPal con Elon Musk y odiaba profundamente a Gawker Media. De modo que aprovechó una querella que no le afectaba personalmente contra la página web, para llevarla a la quiebra. Es un efecto de desaliento que ya ha denunciado el Constitucional, en la prohibición de manifestaciones. La censura se agravará con las penas que Podemos auspiciaba para racistas no madrileños, porque en Madrid no hay racismo. Y corro a comprar el poemario de la cáustica Juana Dolores, que ha puesto en apuros a mi amigo Xavier Graset, en y contra TV3.

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