Papel vegetal

Los BRICS, cada vez más fuertes, frente al poder del dólar

Los líderes de los paises BRICS en Sudáfrica.

Los líderes de los paises BRICS en Sudáfrica. / REUTERS/Alet Pretorius/Pool

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

La reciente cumbre en Johannesburgo de los BRICS, que habrá que llamar “BRICS plus” tras las nuevas incorporaciones, representa sin duda un desafío para el mundo unipolar y el dominio del dólar como moneda internacional de reserva.

Con la ampliación a cinco nuevos miembros - Argentina, Egipto y Etiopía, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos- , a los que seguirán más pues no faltan candidatos, el grupo fundado en junio de 2009 por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica -aumenta su porcentaje del PIB mundial y su peso demográfico.

Si antes de la ampliación, los BRICS representaban ya el 31por ciento de ese PIB y el 42 por ciento de la población mundial, ahora pasan a un 37 y un 46 por ciento, respectivamente, de esos indicadore.

Resulta sobre todo significativo el hecho de que se hayan unido a los fundadores tres productores importantes de hidrocarburos (gas y petróleo) – saudíes, emiratíes e iraníes- que, sumados a Rusia, representan hasta un 80 por ciento de la producción mundial.

Con la incorporación de Argentina y la candidatura de Bolivia, el grupo se convierte al mismo tiempo en proveedor fundamental de las tierras raras que cada vez va a necesitar también Occidente y de las que ya China es importante productora.

Es decir que los BRICS – pese a las nuevas incorporaciones se ha decidido mantener el acrónimo de los países fundadores- tendrá un papel importante tanto en la producción de fósiles tradicionales – Venezuela ha solicitado también el ingreso- cuanto en la transición a las nuevas tecnologías.

En lo que no hubo acuerdo de momento en Johannesburgo es en la creación de una moneda común como proponían sobre todo Rusia y China, algo que, dada la gran asimetría entre sus miembros y por tanto su complejidad, estudiará ahora un grupo de expertos con vistas a la próxima cumbre, que se celebrará el año que viene en la ciudad rusa de Kazán.

De momento se acordó en Suráfrica impulsar el empleo de las monedas nacionales como el rublo, el yuan, el real brasileño o el rand surafricano en el comercio entre los miembros.

Pero, como reconocen los expertos, el tipo de cambio de esas monedas nacionales lo seguirán decidiendo los mercados financieros, dominados por el dólar, y los intercambios comerciales denominados en monedas distintas de la norteamericana seguirán siendo limitados.

Lo que parece claro es que si se decidiese finalmente adoptar una moneda común, ésta estaría respaldada no sólo por el oro, como lo estuvo ya en su día el dólar , sino también por otras materias primas, en las que son ricos los BRICS.

En espera de la eventual creación de esa nueva moneda, el empleo creciente del rublo y el yuan en el comercio bilateral constituye ya un desafío para el poder del dólar.

Poder casi omnímodo que permite endeudarse a Estados Unidos, que sólo tiene que imprimir más dólares, y financiar así su poderosa maquinaria de guerra y su presencia militar en todo el globo.

Aunque la superpotencia haya puesto al mal tiempo buena cara y se haya limitado a decir a través de su Departamento de Estado que no se puede imponer a nadie con quién ha de cooperar, a nadie se le oculta su preocupación.

Así, por ejemplo, un grupo de senadores estadounidenses han amenazado a Suráfrica con suspender el acuerdo de inversiones y comercio que ese país tiene con Washington por su negativa a sumarse a las sanciones de Occidente contra Rusia por su invasión de Ucrania.

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