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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Torres, ministro (y el llavero)

Ángel Víctor Torres E. D.

Mañana Núñez Feijoo comenzará a perder su investidura y el jueves toda esta fantasmagoría habrá acabado. Es bastante evidente que el presidente del PP jamás estuvo en condiciones de ser investido presidente. Pretendió utilizar el trámite de la investidura para proyectar su imagen política, consolidar su liderazgo alternativo y lanzar sus supuestas o reales propuestas, pero ni siquiera eso lo ha hecho bien: demasiadas contradicciones, ocurrencias, digresiones, tumbos, torpezas. Pero sinceramente las críticas del presidente Pedro Sánchez –que amplificas incansable y sistemáticamente su partido y la prensa amical – no hay por dónde cogerlas. Pedro Sánchez se presentó a la investidura en 2016 y en 2019. Consiguió 130 votos en la primera ocasión y 126 en la segunda. Es más: era imposible, en ambos casos, que hubiera conseguido un voto más de los que obtuvo. ¿Recuerdan ustedes al único partido que respaldó a Sánchez en su frustrada investidura de julio de 2019? El PRC de Miguel Ángel Revilla. Aún más: el actual presidente en funciones recibió el encargo del rey Felipe VI el 6 de junio. Un mes y medio anduvo Sánchez zascandileando. Se reunía o no con este o con aquel, se hacía fotos, su equipo emitía comunicados y ofrecía ruedas de prensa. Ruego a mis cuatro o cinco lectores que no me pregunten como es que la peña ha olvidado todo esto, que ocurrió anteayer, y como pude impunemente este sujeto infinitamente desvergonzado pedirle a Núñez Feijoo que no haga perder el tiempo a los españoles. Es como el mantra de que España – esa señora de rulos rojigualdos – anhela en sus entrañas un gobierno progresista, es más, votó inequívocamente por un gobierno progresista. Bien, si España quería tan intensamente un gobierno de izquierdas, ¿por qué ganó el PP las elecciones generales? ¿Por qué la plataforma Sumar perdió más de un 18% de los votos que había obtenido hace tres años y medio antes Unidas Podemos y se le escaparon cinco escaños? Esta patraña, sostenida una y otra vez, es puro bullshit.

Después del papelón de Núñez Feijoo, el jefe de Estado encargará la tarea de reunir los apoyos suficientes para ser designado presidente a Pedro Sánchez. Y lo conseguirá. Sánchez está dispuesto a todo. Y la inmensa mayoría de dirigentes, cargos públicos y cuadros del partido lo apoyan. ¿Cómo no lo van a apoyar? Lo contrario sería una hecatombe para decenas de miles de personas que tienen en el PSOE un sueldo pequeño o grande, unos contratos comprometidos, un presente estupendo y un futuro prometedor. El PSOE es ya solo una maquinaria político-electoral con una dirección cesarista, una estructura de profesionales maestros de la cooptación y vacía de cualquier pluralismo o debate interno. Esta situación no es, en absoluto, responsabilidad única del sanchismo. El sanchismo es el precipitado último de la transformación de una organización reducida a instrumento del poder y mecanismo publicitario dedicado básicamente a autorreproducirse. Habrá gobierno y entre los ministros se sigue insistiendo, en varios rincones del socialismo canario, en Ángel Víctor Torres.

Torres no quiere. Pretende seguir al frente de la oposición parlamentaria y luchar por volver al Gobierno autónomo. Su instinto le dice que si se va a Madrid su liderazgo corre peligro. Y tiene razón. En Tenerife, en Lanzarote, en La Palma muchos queridísimos compañeros –sin excluir, por supuesto, varios diputados – quieren que se le premie con un ministerio. Y que se vaya. Y en su momento volver a repetir cartas. Porque estiman que Torres fue un buen presidente, pero no tiene condiciones –siquiera psicológicas -- para aguantar cuatro años en la oposición. Sus primeros movimientos y decisiones – ceder toda la dirección del grupo a Sebastián Franquis, contratar como gurú cuasipersonal al que fue viceconsejero de Comunicación por un pastón, simular que en los pasados cuatro años CC controló el Gobierno y pedirle cuentas por todo cuando lleva tres meses en el Ejecutivo – no han sido muy bien recibidas. Todos miran a Franquis: controla el PSOE grancanario y gestiona el grupo parlamentario. Tiene la llave de cualquier cambio en el PSOE. Y Franquis siempre ha utilizado todo su llavero.

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