Un tipo estándar

Querido amigo, hace unos días me encontré con un antiguo vecino, alguien que antes solía ver todos los días porque vivíamos en la misma planta del edificio. Es bastante más joven que yo y, aunque tenía otro color y corte de pelo, lo reconocí.

Me dijo que se había divorciado de su mujer y que ahora vivía con un chico del que estaba muy enamorado. Entendí, entonces, su cambio en la manera de vestir y la forma de expresarse, acordes con su nueva orientación sexual.

La vida da muchas vueltas, Gregorio, y lo que antes eran perversiones ahora se consideran virtudes que se convierten en singularidades personales para los que deciden salir del armario, y que todos tenemos que respetar. Pero uno ya no está para esas cosas, Gregorio, sobre todo por los años y las costumbres que tenemos.

Supongo que soy uno más del montón, de los que, como individuo, pertenezco al grupo de los que llamaríamos estándar, porque me gustan las mujeres y el fútbol y, aunque no practico ninguna religión, soy creyente a mi manera. Sin embargo, hay quien opina que los raros ahora somos nosotros.

Soy de los que piensan que los políticos son como los curas; que no se creen lo que dicen, pero aseguran que tienen razón.

No sé si habrás oído hablar del «Movimiento 4B», un grupo radical y contracultural de mujeres de Corea del Sur que se opone al matrimonio heterosexual, al parto, la crianza de los hijos, las relaciones heterosexuales y a cualquier otra relación con los hombres.

Para entender esta postura hay que tener en cuenta que la sociedad en ese país oriental es una de las más machistas entre los países desarrollados, pero que tampoco es tan distinta a la que tenemos en Europa, donde esta situación socioeconómica también afecta particularmente a las mujeres más jóvenes.

El odio entre heterosexuales es una posible respuesta al desamor, Gregorio, que me recuerda a los poemas de Federico Barreto (Perú 1868-Marsella 1929), unos versos convertidos en un vals peruano cantado por Sebastián Rosado que dicen: «Más vale el odio que la indiferencia, porque el rencor hiere menos que el olvido»

A raíz de la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, las feministas americanas se han unido al «Movimiento 4B», que sobre todo es una venganza de las mujeres ante la vuelta de este siniestro personaje.

No se sabe a dónde nos va a llevar todo esto, pero me temo que somos demasiado viejos para tener que preocuparnos de estas cosas.

Pienso que, ante tales circunstancias, es preferible ser un tipo estándar; antiguo y de costumbres tradicionales que tiene como esposa a una mujer a la que quiere y que disfruta de sus hijos y sus nietos, antes de ser alguien más moderno pero que, con este tipo de relaciones, no va a tener la oportunidad de rescatar un pasado ni de vislumbrar su futuro.

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.