Opinión | Retiro lo escrito
Bucolismo chicharrero
El ayuntamiento decide hacer una plaza. Una plaza muy bonita, pero chiquitita. Tendrá un suelo adoquinado, un par de modestos parterres, tres o cuatro árboles y algunos bancos. No es la plaza de la Concordia, ni siquiera la plaza España, con esos guerreros que parecen sacados de la franquicia de Ridley Scott. No, no, es apenas una placita junto a las dependencias militares de la antigua Capitanía General. Las obras empiezan en primavera y el diminuto concejal de rigor asegura que estarán concluidas en seis meses. Se cierra el perímetro y unos días después, en efecto, llegan un par de camiones y media docena de operarios descargan maquinarias y enseres. Las obras –piensan algunos ingenuos que no conocen el flow santacrucero – están a punto de empezar.
En realidad las obras, lo que pueden considerarse las obras, no comienzan hasta varios días más tarde. Tal vez los operarios se tomaron unas breves vacaciones para descansar del fatigoso traslado en los camiones. Tal vez son otros los operarios que abren los ojos con cara de sueño. Lo primero que se hace en cualquier proyecto público o privado en la capital de Tenerife en meter la radial hasta el fondo y torturar con su estrépito infernal a los vecinos. Por supuesto ni existen horarios, ni se informa a nadie al respecto y la radial puede empezar a reventarle los nervios al personal a las siete y media de la mañana, a mediodía o a las tres y cuarto de la tarde. Si alguien se queja es recibido con sonrisas conmiserativas y un leeeento encogimiento de hombros y esa declaración característica del tarado puro, explícito, inconmovible:
--Mire, estoy trabajando.
Con la radial trabajan destrozando algo tres o cuatro obreros. Otros tres o cuatro pasean por la obra dando saltitos, como los astronautas en la luna, porque eso es lo que parece exactamente el terreno de la futura plaza: un cráter lunar. De vez en cuando algún operario recoge algo del suelo: un cascote, una pala, un trozo de plástico, un guante roto, y lo deposita en un pedacito de la avenida 25 de Julio – vamos, seis o siete metros cuadrados – que se han reservado para depositar ahí sus trebejos y detritus. Por fin, una mañana, mágicamente, deja de atronar la amoladora. Aparece una mezcladora de cemento que vomitará mezcla parsimoniosamente durante varias semanas. En la obra a veces se agolpan siete u ocho obreros. Otras veces pasan horas con solo un par de ellos zascandileando de acá para allá. Lo que durante unos meses fue una escandalera terrible ahora es un páramo de suave quietud y silencio de camposanto. Una hermosa mañana de finales de otoño pude descubrir a un par de obreros fumando, un aparejador revisando papelotes y un operario que colocaba adoquines sobre el cemento fresco con un precioso martillito plateado. No había nadie más. El operario ponía el adoquín en su sitio y le pegaba cuatro cariñosas martillazos («tap-tap, tap-tap»). Luego, como es lógico, el hombre descansaba un buen rato para evitar cualquier riesgo cardiaco. Cerca de la obra, en los amables árboles de la avenida, piaban los mirlos, el sol calentaba plácidamente la mañana, el aparejador se tomaba su tercer cortadito leche y leche en el Orche, se oía de tarde en tarde, sin prisas enojosas, como un acorde emocionante, el sacrificio de otro adoquín («tap-tap, tap- tap»). Y así ha ocurrido milagrosamente durante meses. Yo creo que no he sido justo ni preciso al describir esta belleza encapsulada en el tiempo eterno, esta paz, bella y milagrosa, esta quietud divina que suele conseguir Santa Cruz cuando se decide a poner en marcha una obra en la vía pública, Tap-tap, tap- tap. Y lo que queda aún para gozarla. Solo en esta ciudad de los prodigios puede uno lamentar no ser Teócrito apoyado en la pata asada del Orche.
Suscríbete para seguir leyendo
- Los pronósticos de Esperanza Gracia para la semana del 11 al 17 de enero, signo a signo
- Ni para turistas de Siberia': la brutal crítica a un emblemático restaurante de Las Palmas de Gran Canaria
- Cuatro heridos tras el choque de dos vehículos en Las Torres
- Así son los sándwiches japoneses que triunfan en Las Palmas de Gran Canaria
- Primeros artistas confirmados para el rodaje de 'La Reina del Flow' en Lanzarote
- Canarias tiene solo dos años para ejecutar 1.000 millones del Next Generation
- Maradona se declara 'Martinista': 'Me gusta la UD Las Palmas de Diego Martínez, compite y deseo que se salven
- Rabo de gato en el barrio de Los Giles, en Las Palmas de Gran Canaria