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El aronazo

Fátima Lemes y el vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Lope Afonso, en la Playa de Las Vistas esta semana.

Fátima Lemes y el vicepresidente del Cabildo de Tenerife, Lope Afonso, en la Playa de Las Vistas esta semana. / La Provincia

Aunque la explosión llevaba preparándose con más o menos sigilo desde hace varias semanas las cosas solo estallaron ayer: la alcaldesa de Arona, Fátima Lemes, tomaba la decisión de excluir a los concejales de Más por Arona del gobierno municipal y conformar una nueva, estrambótica y estúpida mayoría con Vox – que recibirá varias áreas de gestión – y Nueva Canarias –cuyo único concejal apoyará a la alcaldesa y su equipo desde fuera. Para aclarar rápido lo de NC: su edil no le ponía muchos ascos a participar en el nuevo pacto, pero desde la dirección del partido le advirtieron que no se lo tolerarían. Cuenta que la señora Lemes estaba ayer contentísima con su jugada, un indicio más de su muy escasa inteligencia política. Sale de Guatemala para dirigirse, sonriente y radiante, a Guatepeor.

Más por Arona es una plataforma política donde se refugiaron los damnificados del menismo. El socialista José Julián Mena, que obtuvo una contundente mayoría absoluta en 2019, se encargó de destruirla a mitad del mandato. El PSOE no supo neutralizarlo. Encastillado en la alcaldía, Mena fue irreductible incluso frente a Santos Cerdán, que se acercó a Tenerife vista la patente incapacidad de Pedro Martín y Ángel Víctor Torres para corregir la situación: una espesa maraña de intereses empresariales, odios sarracenos entre concejales, asesores pútridos, funcionarios malabaristas y narcisismos delirantes que hubiera paralizado de horror a Mario Puzo. Inverosímilmente Mena no quiso ni pudo ser expulsado del PSOE y fueron los disidentes los ninguneados por el partido. Para las elecciones locales de 2023 montaron a toda velocidad Más por Arona culminando la dislocación del PSOE y la pérdida de casi la mitad de su militancia en el municipio. Con Dácil León como candidata a la Alcaldía Más por Arona consiguió, sin duda milagrosamente, el apoyo económico de almas tan anónimas como generosas para la campaña electoral, y consiguieron cuatro concejales y una cuota muy relevante de poder. León dispondría, entre otras áreas, de Turismo y Promoción Económica, y un viejo conocido de la política aronera y perfecto conocedor de las entrañas del ayuntamiento, Luis García, nada menos que Urbanismo y Ordenación del Territorio.

Y esa es la razón última –aunque no la única –de la ruptura del pacto de gobierno. En realidad es la razón predominante en todas las crisis, inestabilidades, querellas intestinas, conspiraciones cíclicas, divisiones a muerte y chismorreos incesantes: la gestión urbanística de uno de los grandes municipios turísticos de Tenerife y de Canarias. La alcaldesa cree que los criterios estratégicos en la materia deben ser los suyos. El concejal de Urbanismo es extremadamente celoso de su autonomía, y más aún después de lo que padeció con Mena y sus secuaces. Cada uno tiene su análisis, sus perspectivas, sus coyunturas, amigos con los que almuerzan o no, comensales de prefieren pollo y otros que prefieren conejo, convicciones animales, vegetales y minerales. Es muy probable que la alcaldesa se reserve a sí misma Urbanismo. Pero lo de Vox. Lo de meter en el gobierno municipal a la ultraderecha. Contribuir así, estúpidamente, a fragmentar el espacio de la derecha en Tenerife, donde el crecimiento de Vox a quien más perjudica es al Partido Popular. Naturalizar a Vox como fuerza democrática. Coalición Canaria y NC deberían espantar la tentación. Políticamente es un mal negocio a medio y largo plazo para nacionalismos de centroderecha o centroizquierda compartir cualquier poder con una ultraderecha que sueña con exterminarlos. Los más noveleros aseguran que el acuerdo entre Lemes y los dos concejales voxistas tiene una cláusula secreta: Naim Valerio Yánez y Melania Desiré Santos deben abandonar Vox en el plazo de quince días. Está por ver, que son señas de volver. n

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