Opinión | Tropezones

Breverías 148

Breverías 148

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Cuando en España le acusan a uno de complicarse la vida sin necesidad, se le reprocha "estar buscándole tres pies al gato". En Francia la equivalencia sería "buscar el mediodía a las catorce horas". Cuando en Alemania, o en Suecia comprueban que estás evitando la solución más sencilla, te acusan de "ir a buscar agua al otro lado del río". Los alemanes tienen además una expresión divertida que describe bien esta situación. Con un gráfico gesto se rascan la oreja izquierda, pero no con la mano izquierda sino con la derecha alongándola aparatosamente por encima de la cabeza a la vez que exclaman: "¡también así se puede rascar uno!"

Y común a todos estos dichos es que vienen a preconizar la aplicación de un principio filosófico enunciado en el siglo XIII por el fraile franciscano Guillermo de Ockham, según el cual "en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable".

Vamos, que estamos aplicando todo un método científico bautizado nada menos que como "la navaja de Ockham". ¡Y nosotros sin saberlo!

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¿Y a santo de qué lo de la navaja? Indagando en las redes nos encontramos con una explicación, que por su frivolidad me resisto a dar por buena, por lo que me limito a reproducirla aquí literalmente: " Ockham afeitaba como una navaja las barbas de Platón, ya que de su aplicación se obtenía una notable simplicidad ontológica por contraposición a la filosofía platónica que llenaba su ontología de entidades". ¡Vamos, ni que Platón se rascara la oreja con el pie!

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M.C. siempre había presumido de una conducta lógica, en la mejor tradición de un espíritu cartesiano. Pero el otro día, tal vez afectado por un incipiente alzheimer, me explica que por error había tirado al contenedor verde de los cristales una bolsa llena de papeles y periódicos, advirtiendo su error cuando ya era demasiado tarde. Yo le repliqué que no se preocupara, que esto es algo que nos puede pasar a cualquiera.

Pero lo que no le ocurre a cualquiera es lo que me explicó como colofón a tan desgraciado incidente. Dos días más tarde, en lo que él debió suponer encomiable ánimo de compensar el desaguisado, había tirado toda una bolsa de botellas de vidrio en el contenedor de papeles y cartones.

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Acabo de oír una divertida expresión que no conocía, relacionada con una persona que se cree el ombligo del mundo: creerse "el hoyo del queque". En Canarias el barbarismo "queque" proviene del inglés "cake" y es de suponer que el bizcochón en cuestión es el de forma de roscón, con su gran agujero en el centro. En Chile, donde el inglés también marcó su impronta, se da asimismo el anglicismo queque, aunque el "hoyo del queque" tiene un sentido bien distinto, con sus tintes escatológicos en los que prefiero no entrar.

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