Opinión | Canarismos

Si lo que ‘aberrunta’ viene...

Si lo que ‘aberrunta’ viene...

Si lo que ‘aberrunta’ viene... / La Provincia

Aberruntar/abarruntar se dice en Canarias al acto de presagiar o presentir algo que va a ocurrir a partir de un indicio o señal; y un aberrunto es la interpretación de ese presagio. El término castellano es «barruntar» que, aunque de etimología incierta, se dice que es probable que derive de la voz «barrunte» (barrunto) que significa ‘indicio’ ‘noticia’ (se apunta un posible origen en el vasco ant. barrunti, ‘interioridad’, derivado de barru[n] ‘dentro, interior’). Así barrunto (de barrunte) viene recogido en el Diccionario (DRAE) como acción de barruntar, y barruntar tiene básicamente el mismo sentido que mantiene en las islas. La «a» protética de (a)berrunto o (a)barrunto (que ambas formas son posibles) podría obedecer a la tendencia en el hablar popular de añadir el sonido «a» al inicio del vocablo, como sucede con varios términos pertenecientes al gerontolenguaje. [Es el caso de «tareco» que se intercambia por «atareco» y quiere decir ‘mueble o utensilio para la casa, normalmente, viejo e inútil; o las variantes «tahona», «tajona» o «atahona», ‘molino’]. Estas formas populares coexisten con los términos «barrunto» y «barruntar» (como en castellano) también de uso general en el hablar culto de las islas. Pero los términos «aberruntar» o «abarruntar» se localizan igualmente en la zona occidental de la Península, en particular en dominios lingüísticos del gallego-portugués y zonas limítrofes de influencia, por lo que no habría que excluir que pueda tratarse de un portuguesismo. Con independencia del origen del término, el aberrunto, como conjetura o presentimiento que se tiene por una señal percibida, es una tradición extendida en Canarias. Sobre todo en islas como Fuerteventura donde este saber popular que «pronostica mediante indicios» se ha conformado como un corpus de trasmisión oral —podríamos decir— que pasa de padres a hijos. El aberrunto es, pues, un pronóstico, conjetura o predicción que se basa en la interpretación de uno o varios indicios que llevan a la deducción que sucederá un hecho concreto. Se estructura como una oración condicional que casi siempre comienza con las conjunciones «si» o «cuando», seguido de un indicio significante y una conclusión precedida del verbo «abarruntar» (en 3ª persona del singular del presente de indicativo). Los aberruntos hacen referencia a los más variados temas como: los nacimientos, la muerte, el amor, las cosechas, el ganado, la vida social y familiar o el tiempo atmosférico. Para una mente racional, algunas de las predicciones que contienen los aberruntos podrían considerarse mera superstición; como aquel aberrunto de Fuerteventura que dice «si una persona se sienta sobre una mesa, aberrunta que no se casará» o aquel otro que asevera: «si se dejan abiertas las puertas del ropero, aberrunta muerte».

En este contexto se entiende mejor la expresión «si lo que abarrunta viene...» que generalmente se emplea con ironía frente a alguien que se abriga en exceso, en contraste con el buen tiempo reinante. Esta oración condicional omite el «indicio», que sería la prenda de abrigo inusualmente portada con buen tiempo o cuando hace calor, por quedar implícita la señal que «abarrunta» mal tiempo o mucho frío como se intuye de la vestimenta. La conclusión que se deduce y se permite entrever por el hablante al entonar con donaire y dejar suspendida la frase: «Si lo que abarrunta viene...», no puede ser otra sino: «¡Qué Dios nos coja confesados!».

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