Opinión | Tribuna abierta
J.A. Vieites
¿Cuánto por hablar en tu nombre?

Sean Baker.
Me enamoré de una puta en cuanto vi la última película de Sean Baker. Estos días grises no he podido evitar acordarme de Anora y mientras escribo pienso en la última mirada que me dirigió Mikey Madison: la que me destrozó.
Podría haber paseado por las casas de colores lanzando besos a chicas que los capturan y se los meten entre las piernas. Ver el reflejo de mi cara multiplicado por mil en una minifalda de lentejuelas. El azar hizo que nunca quisiera pagar por un amor cosmético y hoy me hago preguntas igual que quien busca aromas en flores de plástico: ¿por qué se emplea un tono tan condescendiente cuando se habla de las prostitutas de los audios?
He leído en columnas la indignación de periodistas feministas preocupadas por Ariadna, Carlota (la que se enrolla que te cagas) y Nicoleta. Sé que esas palabras han sido fruto de un esquirting moral sobre la boca de toda mujer que ejerza la prostitución. Escritas desde el capitel, mirando a la base: en la que se encuentra Anora y tantas otras. Parece que las defienden de los puteros y, sin embargo, las rechazan. No porque no sepan que el trabajo sexual
nace de las dificultades materiales de las mujeres, sino porque se empeñan en hablar de su condición de víctima, en lugar de su condición de clase, como si toda prostitución estuviera ligada a la trata y a la violencia. Supongo que es más fácil decir que una prostituta lo es por culpa de un explotador sexual con nombre y apellidos que decir que es víctima de una explotación sistémica de la que todos formamos parte. No validan que alguien prefiera bajarse las bragas antes que colgarlas de las perchas durante 40 horas. No conciben a la prostituta como una trabajadora explotada, sino como una víctima de violencias y creen que pueden hablar en su nombre, que necesitan más defensa que las cajeras del súper o las camareras de pisos por el hecho de usar la vagina. Es lo que tiene escribir columnas desde el capitel, y no desde la base, y convertir luchas ajenas en propias.
A lo largo de la película, vemos a una panda de «oligarcas rusos» hablando en su nombre, ignorándola y tomando decisiones por ella. Y yo me pregunto, como quien busca aromas en flores de plástico: ¿Si yo no soy putero, y ustedes no son putas, por qué no dejamos que sea Anora la que hable? ¿Por qué no le ponemos el anillo en la palma de su mano y dejamos que sea ella quien se abra y nos destroce?
- La concejala Inmaculada Medina dimite tras su imputación en el caso Valka
- Aemet prevé más nubosidad y lluvias en el norte de Canarias mientras la borrasca Claudia se aleja del país
- Raúl Lizoain acude al confesionario: 'La UD Las Palmas me llamó para volver, pero no cuajó; soy muy feliz en Albacete
- La quinta despedida de Viera de la UD Las Palmas es la definitiva: empresario, entrenador y subir al Arucas
- Inmaculada Medina, sobre su dimisión: 'Es lo que debemos hacer los responsables públicos en situaciones como esta
- Mika Mármol se aleja de la UD Las Palmas: recibe propuestas tentadoras de Primera e Italia
- Llega el pickleball: Las Palmas de Gran Canaria crea el primer espacio deportivo municipal de Canarias con cuatro pistas de este deporte
- Las 89 facturas que vinculan a la concejala Inmaculada Medina con el ‘caso Valka’