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Opinión | Retiro lo escrito

La rosa en La Laguna

Adolfo Cordobés y Luis Yeray Gutiérrez, durante un pleno.

Adolfo Cordobés y Luis Yeray Gutiérrez, durante un pleno. / La Provincia

En el comité ejecutivo del PSOE de La Laguna celebrado hace un par de días fue aceptada la dimisión del secretario de Organización local, Adolfo Cordobés, que apenas llevaba medio año al frente de una responsabilidad que apenas atendió. Cordobés argumentó – por llamarlo de alguna manera – que renunciaba «por exceso de trabajo» , porque lleva en el gobierno municipal las áreas de Ordenación del Territorio, Vivienda y Patrimonio Cultural. Lo endeble de la excusa quedó en evidencia cuando se eligió como su sustituta a la también concejal Francisca Carlota Rivero, que gestiona nada menos que Hacienda y Servicios Económicos. No se sabe bien si el señor Cordobés se cansa enseguida o la señora Rivero no se cansa nunca, pero Luis Yeray Gutiérrez se vea obligado a cambiar de secretario de Organización –como un Pedro Sánchez cualquiera – es una señal de los problemas más que incipientes del PSOE lagunero.

A Gutiérrez no lo amenazan querellas intestinas Nadie discute su liderazgo como secretario general, básicamente, porque es el alcalde del ayuntamiento de La Laguna, y todos le deben el potaje, la hipoteca, almorzar fuera los fines de semana o poder estrenar coche. El conflicto no consiste en una bronca interna, sino en un enquistamiento en la parálisis y la ineficiencia como organización política. Quizás sería preferible que los concejales de Gutiérrez se pelearan a que se ignoraran, es decir, que no actúen como un equipo salvo cuando se van de comilona. Es un grupo de trabajo que no se distingue por su compromiso diario y que se ha burocratizado a velocidad de relámpago. No parecen responsables políticos, sino asesores de sí mismos. La mayoría hizo el cursus honorum habitual en el socialismo lagunero: gente que, como el propio alcalde, estuvo mucho o poco tiempo en plazas eventuales en el ayuntamiento o en otra parte. Adolfo Cordobés, por citar a alguien, estuvo trabajando en el Hospital Universitario de Canarias. El HUC fue durante muchos años una especie de vivero del PSOE cultivado por Pedro Ramos con el amor con el que el jardinero mima a sus rosas. Cordobés incluso llegó a brillar como secretario o algo así en la consulta del doctor Antonio Alarcó, que también se sentó una temporada en el pleno del ayuntamiento de La Laguna. Son militantes acostumbrado a la papa suave, en algunos casos, como el del propio alcalde, felizmente cooptados y amamantados por el aparato del partido desde muy jovencitos. Y se nota.

Con todo el factor más negativo que influye en el gobierno municipal es la misma actitud del alcalde. Luis Yeray Gutiérrez llegó a la alcaldía en 2019 carente de un proyecto político original para San Cristóbal de La Laguna y en seis años ha sido incapaz de diseñarlo. Lo único que se le ha ocurrido es levantar un nuevo pabellón deportivo – que no comenzaría a construirse hasta el próximo mandato -- y bostezar ocurrencias juliovernescas sobre el soterramiento de las carreteras en el término municipal. Y a vivir. Tal vez el PSOE debería prestar más atención a las encuestas y a la puñetera realidad vecinal, que los socialistas no tocan ni con un palo. Las primeras son muy claras. Si se celebraran elecciones hoy lo que fue Unidos Podemos quedaría carbonizado. ¿Quién va a votar en 2027 a esa izquierda, que no es sino votar para garantizar las cotizaciones de la jubilación de Rubens Ascanio? Drago no cuaja y también desaparece. El PSOE se queda en solitario, y con nueve o diez concejales no se gobierna La Laguna, porque CC sacaría un resultado muy parecido y el PP podría obtener cuatro concejales. En realidad para el PSOE la Alcadía de La Laguna está en peligro, pero nadie quiere enterarse en el ayuntamiento, porque el alcalde, cuando se pone nervioso, le sale una mala baba temible, y acto seguido se deprime. Aunque haya preferido creer en su carisma irresistible, quien propició el cambio en La Laguna hace seis años fue el desgaste torpón de CC y el crecimiento en las urnas de las siglas PSOE. La rosa del PSOE le debe muy poco a Luis Yeray Gutiérrez y, en cambio, el alcalde le debe todo, hasta el punto que pudiera cantarte, como hizo en su bachata inmortal Juan Luis Guerra: Ay, ay, ay, ay amor/eres la rosa que me da calor/ eres el sueño de mi soledad/un letargo de azul/un eclipse de mar.

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