Opinión | RETIRO LO ESCRITO
Un partido que debe celebrarse

El CB Canarias celebra la victoria en el último encuentro de Eurocup / SL Benfica
Pues habrá que insistir en lo del partido entre el Club Baloncesto Canarias y el Bnei Herzliya. Una de las declaraciones más asombrosas entre las vertidas por el alcalde Luis Yeray Gutiérrez, que ha pedido boicotear el encuentro, es que tiene conocimiento «de posibles acciones que se vayan a realizar en nuestro municipio con respecto a la presencia del equipo». ¿A qué se refiere el responsable del ayuntamiento de La Laguna? ¿A individuos o grupos con voluntad de violentar el orden público antes, durante o después del partido? ¿A grupos o individuos dispuestos a utilizar la violencia en una protesta política? Creo que Gutiérrez tiene la obligación de ser más explícito y trasladar la información de la que disponga no solo a los cuerpos de policía, sino a los ciudadanos. ¿El alcalde sabe quién quiere armar follón –entiéndase: acciones -- y obligar a la suspensión del encuentro y se lo guarda para sí?
La verdad es que no debería extrañar. Mañana comienza el alto el fuego en Gaza – si no se tuercen las cosas – y el lunes está previsto el repliegue del ejército israelí fuera de la franja. Comienza a andar, con extrema fragilidad y escepticismo, un plan de paz ciertamente discutible que será difícil y complejo materializar en los próximos meses. Mientras judíos y gazatíes celebran no seguir ostiándose aquí, en mi ínsula barataria, los hay que ahora, precisamente ahora, quieren empezar a repartir hostias. Porque su intención, obviamente, no es manifestarse a la entrada del pabellón y silbar y pitar a los enemigos de la Humanidad que entren a ver el partido. El propósito consiste en forzar su interrupción. De hecho se murmura dentro y fuera del ayuntamiento lagunero que los adalides de la protesta antisionista han adquirido ya varias docenas de entradas para reventar el juego desde dentro. Y eso no deja de ser violencia política de baja intensidad. Ya me imagino a los reventadores que compraron o comprarán entradas casi furiosamente decepcionados. El alto el fuego no les viene bien. El cese de la escabechina – así sea breve o inestable – les ha pillado en un mal momento. Así uno no puede ser solidario, joder.
Así que les tocaría esperar. A ver si hay un poco de suerte, colega, y vuelven las bombas y los muertos, la sangre y la pus, la agonía y la hambruna. Tal vez se abra una ventana de oportunidad y esta paz negociada por los fascistas con los blandos de Hamás se vea interrumpida de ves en cuando y en esos dichosos paréntesis se pueda mandar media flotilla, fastidiar un concierto, cancelar una exposición, interrumpir una competición deportiva, para demostrar de nuevo que estamos del lado correcto de la Historia, vamos, que somos el verdadero sentido de la Historia desplegándose en libertad. Y conseguir titulares y movilizar a la poca peña que nos va quedando. Estaría curioso descubrir entre la protesta lagunera los últimos saldos de esa izquierda que presumía de transformadora y que le dió la Alcaldía al PSOE que cuatro años después pactó con el archienemigo coalicionero. A ver una cámara, una foto, diez segundos en la tele para explicar que el plan de paz para Gaza lo apoyan los contendientes, lo celebran ambas comunidades, lo respalda la Unión Europea y la Liga Árabe, pero esa gente que sabrá de nada. Palentina libertad.
Me temo, sin embargo, que no habrá espera. En el peor de los casos los justos citarán un argumento que ya se puede leer en las redes sociales: debe suspenderse el partido entre el CB Canarias y el Benei Herzliya por los muertos acumulados en los últimos dos años y en memoria del sufrimiento del pueblo palestino. Quieren participar así en la secular dinámica destructiva entre dos comunidades irreconciliables que se relacionan a través de una venganza que no acaba nunca. Es una forma poco sutil de simpatía por el odio. En realidad esta gente no es solidaria con las víctimas. Se acercan a ellas para intentar convertirse en una suerte de víctimas consortes. Porque ser víctima, en el balneario europeo, significa prestigio, relato, identidad, autoestima y suplementariamente inmuniza contra cualquier crítica. El partido debe celebrarse en el pabellón Santiago Martín sin darle ninguna oportunidad a esta cáfila de aprovechados y majaderos.
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