"Tintín lucharía hoy contra los yihadistas"

El periodista y escritor francés, autor de una biografía sobre George Remi, intervino el pasado martes en la inauguración de la exposición sobre Tintín de la Biblioteca Insular

"Tintín lucharía hoy contra los yihadistas"

Pierre Assouline tiene claro que la gente habla muy a la ligera sobre la obra de Hergé, lo que ha llevado a que circule todo tipo de tópicos sobre Tintín. Aprovechando su visita a la capital grancanaria esta semana, el experto desmiente algunos de ellos.

¿Qué pensaría Hergé de la Bélgica actual si estuviera vivo?

Pensaría que atraviesa por una situación muy belga, muy surrealista. Este país se quedó sin gobierno hace dos años y no ha sido un problema y solo con eso parece una historia como La joya de la Castafiore. Es irreal, aunque llegará un momento en que esta situación estalle porque hay demasiada tensión y lo único que mantiene unido al país es el rey y el fútbol. Pero el equipo de fútbol ya pierde y el rey hace muchas tonterías. Si no fuera porque Bruselas es una ciudad de habla francesa en territorio flamenco ya se habrían separados.

Hergé tuvo que cambiar algunos nombres de sus personajes presionado por la censura, ¿cuál le parece el más curioso?

Su editor Casterman le obligó a cambiar, después de la guerra, el nombre del americano de La estrella misteriosa que se llamaba Blumenstein porque tenía connotaciones judías. Está claro que Hergé no quería, pero al final le puso Bominker que era caramelo en el dialecto bruselense. Después recibió una carta de una señora que le decía que era un escándalo porque se llamaba Bominker, era judía y estuvo en Auschwitz. Fue a peor.

¿Era real su amistad con el nazi Leon Dregrelle y su colaboracionismo con los alemanes?

No tenía amistad, se conocían mucho. Sólo que tenían la misma edad, los mismos orígenes y empezaron juntos en el mismo periódico. Degrelle era redactor y Hergé dibujante y tenían las mismas ideas de derecha. Pero sus temperamentos eran opuestos ya que Hergé era muy discreto y silencioso, mientras que Degrelle era un hombre muy mitómano, expansivo y pretencioso. Estaban juntos, pero a Hergé no le gustaba ese comportamiento. Cuando se creó el movimiento fascista Degrelle presionó a Hergé para que dibujara ilustraciones para esa ideología y eso es todo. Después Degrelle fue diciendo "Tintín soy yo porque tengo la misma forma de peinado, el mismo tupé y el pantalón de golf", pero había mucha gente que se vestía así. Hergé insistía en que era falso y que Tintín no era él.

¿Cómo fue la evolución ideológica del personaje desde el primer álbum hasta el último?

Fue muy simple. En Tintín en el Congo es belga, católico, blanco y colonialista. Acababa de nacer. Pero tuvo tanto éxito que Hergé tuvo la inteligencia de modificarlo para el siguiente álbum. Luego sigue siendo blanco, europeo y occidental, pero ya está, y en seguida lo convirtió en un algo universal. Esa era la llave del triunfo de Tintín.

¿Hergé estaba interesado en el esoterismo como sucede en muchos álbumes de Tintín?

Él no era esotérico, pero el esoterismo te lleva a imaginar y soñar, y los álbumes de Tintín son historias destinadas a los jóvenes. Por lo tanto, era fantástico y fue un recurso.

¿Cómo se informaba Hergé de las culturas por las que transitaba Tintín en sus aventuras?

Hergé nunca viajó. Vivía en Bruselas y escribió casi todas sus historias con la ayuda de un diccionario y las revistas americanas del National Geographic. Su primer gran viaje fue a América pero ya con 60 años. Se podría comparar con otro gran belga que es George Simenon que sí viajó por el mundo.

¿Cuál cree que fue el álbum cumbre de toda la saga?

Tintín en el Tíbet. Después el genio de Hergé se fue apagando.

¿No cree que Hergé era un poco maniqueo en sus guiones?

Sí, pero ten en cuenta que Tintín tiene 16 años, es un boyscout católico, Tintín es Hergé.

Muchos de sus álbumes se adelantaron a algunos de los acontecimientos del siglo XX.

Hay algunos proféticos como los de la Luna. Pero yo destacaría una viñeta en El loto azul que anuncia los derechos humanos. Es cuando camina por un río y ve a un chinito que se ahoga, Chang. Lo salva, lo coge y al final todos hermanos.

Tintín rechazaba el alcohol continuamente, pero Hergé presenta a Haddock como un entrañable alcohólico.

Siempre me ha conmovido la figura de Haddock porque tiene ese punto depresivo y melancólico. Es extraordinario. Es un antihéroe que se convierte en héroe. Curiosamente, en América no saben que bebe whisky porque con la censura le obligaron a poner una bolsa de papel para ocultarlo.

Existen dos versiones igual de excelentes de Tintín en el país del oro negro. ¿Por qué?

En el primero hay una batalla entre los judíos y los ingleses, y lo cambió porque nació el estado de Israel. Nada de eso iba a tener sentido, porque nadie iba a entender nada. Lo cambió para adaptarlo a la situación política nueva. Por tanto, los soldados británicos ya no tendrían sentido estar allí.

Hergé presenta a la Castafiore, el único personaje femenino, como una mujer insoportable. ¿Era realmente misógino?

Cierto, Castafiore es histérica, fea, gorda y chinchosa. Pero Hergé decía que él sólo hacía caricaturas. Y eso mismo sucede con los masculinos, con Rastapopoulos, el hombre de negocios rico de origen griego. O con Tornasol, el científico torpe, sordo y despistado.

Las pesadillas que aparecen en Tintín son todas fascinantes.

Son muy importantes. Hay hasta psicoanalistas que han escrito artículos sobre ellas.

¿Y por qué cree que las adaptaciones al cine o a los dibujos animados han sido tan malas?

Y sin embargo a los jóvenes les gusta. Hoy el público de Tintín es diferente. El equivalente sería ir a una tienda y encontrar un juguete de madera. Hay niños a los que le gusta, pero no a la mayoría. Por eso creo que la película de Spielberg está bien y es necesaria.

Parece que Hergé no tiene mucha fe en el género humano. Un ejemplo es Tintín y los pícaros que empieza como termina: hubo una revolución, pero la gente seguía pasando hambre.

Hergé se consideraba apolítico, ni de izquierda ni de derechas. Pero aunque se declarase neutral hay en el fondo de su obra algo de la derecha de Bélgica que va apareciendo en todos sus álbumes. Era inevitable, casi como un aire de familia.

Si Hergé estuviera vivo, ¿cómo se llamaría un nuevo álbum de Tintín publicado en este siglo?

Trataría sobre el tema de los terroristas o el actual presidente de los Estados Unidos, pero Trump es una caricatura tan exacerbada que Hergé te diría que no podría hacerlo porque ya está en la vida real. Pero veo un Tintin y los yihadistas. Nunca los mataría porque Tintín nunca mata, pero los ridiculizaría. Y esa sería su forma de matarlos.

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