Alberto García Saleh

La personalidad del veterano músico sevillano Andrés Herrera Ruiz es la que se oculta bajo el pseudónimo de Pájaro que actúa mañana sábado, 10 de junio, a las 22.30 horas, en la plaza de Santa Ana. Con dos discos publicados hasta el momento, Santa Leone y He matado al ángel, el músico andaluz, que ha tocado con Brigada Ligera, Pata Negra, Kiko Veneno, Raimundo Amador y Silvio Sacramento, entre otros, actuará con una banda de seis músicos.

Para el artista su música es un producto de la ciudad en la que vive. "Aquí mucha gente se ha dado cuenta del maná musical que hay en Sevilla y se ha hecho mucha fusión con el flamenco y el rock, pero realmente lo más interesante es hacerlo con la música autóctona", asegura. "Porque una cosa es la Semana Santa y otra la música de Semana Santa y yo soy muy irreverente en ese aspecto. Y esta es una música muy hermosa que además lleva impregnada una épica que se acopla muy bien a las guitarras eléctricas", añade el artista.

Su nuevo trabajo, He matado al ángel, va del rock al country, pasando por el surf, la canción italiana, la copla o los spaguetti western, y cuenta con las colaboraciones de Guadalupe Plata, Julián Maeso, El Twanguero, Los Saxos del Averno, Los Quiero o el trompetista Ángel Sánchez. La obra ha sido recibida como uno de los mejores trabajos del año, consiguiendo el Premio Ruta 66 al Mejor disco nacional de 2016. Publicaciones como El Confidencial, Efe Eme Magazine, Dirty Rock Magazine o Mondo Sonoro también lo incluyen entre los mejores. El músico recuerda cómo empezó este nuevo proyecta. "Con 50 años decidí dejar todas las bandas con las que estaba y tirarme a la piscina", recuerda. "Cosa que ahora me lo habría pensado", añade. "Pero estos años no han sido precisamente un campo de rosas, la crítica toda muy bien, pero nos ha cogido en una situación económica bastante complicada con una banda de seis tipos".

En este punto, el músico no deja de reconocer la parte negativa de Andalucía. "Como sevillano", aclara", "humildemente debo reconocer que esta ciudad ha parido a muchos artistas dentro de la música y la cultura en general. Tenemos pintores, escritores, músicos y hasta buenos médicos", reflexiona en un principio. "Pero la pena", continúa, "es que Andalucía, siendo una de las comunidades más importantes del país, quizás sea la más puteada de todo el territorio nacional, estamos todo el día escuchando noticias negativas, pero lo que nos puede salvar de todo es la cultura", añade.

Al establecer comparaciones entre sus dos trabajos, Pájaro aclara que el segundo es un poco más rockanrolero y tiene unas letras que lo definen mejor como músico. "El pimero fue más bien un resumen de mi vida y de la gente con la que he estado porque hay un homenaje al músico Silvio Fernández Melgarejo, a Raimundo, incluso a Kiko Veneno, que hacemos una canción los dos juntos". Sin embargo, llama la atención poderosamente Las criaturas II, basada en un poema de San Juan de la Cruz. " Las criaturas I la grabé con Silvio Fernández Melgarejo", recuerda. "Era un personaje brutal, muy conocido en Anadalucía, que se definía como 'alcoholista', pero que todos los músicos lo respetaban una barbaridad".

Sobre sus influencias, Pájaro señala que van de Johhny Cash a Antonio Machín, pasando por Dylan y Jimi Hendrix. "Yo cambié la guitarra flamenca por la eléctrica con 14 años cuando escuché el Electric Ladyland, reconoce. "Luego vas evolucionando y al final te gusta más Chuck Berry que todos, porque es lo más puro y rockero, sólo que el rey es Elvis porque era el intérprete, el que soltaba chispas cuando bailaba", asegura. El cine es otro aspecto fundamental en su obra. "Yo me subía a la cabina con mi padre a echar películas en una sala de la ciudad y las del oeste tenían una música que molaban un montón", recuerda. "Yo comparo el western con las marchas funerales porque es como una campana que suena y luego hay un duelo. Y las películas de Sergio Leone es muerte pura, aparece exagerada la crueldad total". Por eso el título de su primer álbum, Santa Leone. En este sentido el músico detaca La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo. "Hay momentos que los puedes sacar de contexto y aplicarlos a cualquier cosa. Y, sobre todo, esas guitarras que pinchan en los oídos y que representan un poco al sol del desierto que está achicharrando a esos tipos que llevan sin ducharse o afeitarse años. Eso es lo que llega", asegura.