S audade, palabra portuguesa cuya aproximación en castellano sería nostalgia. Los cariocas, los naturales de Río de Janeiro, aseguran que ese sentimiento persistirá por siempre atravesado en el pecho tras abandonar la ciudad. Gigantesco espacio de contradicciones, donde la favela y Leblon -el barrio más rico de todo Brasil- se unen y coexisten. Donde la marginalidad racial y de clase ha dado fruto a una cultura palpitante, hermosa y enormemente reivindicativa. Río de Janeiro ha ganado un gran protagonismo internacional en los últimos años por ser la sede de grandes eventos como la Jornada Mundial de la Juventud (2013) , Mundial de Fútbol (2014), y los últimos Juegos Olímpicos. Sin embargo, la ciudad maravillosa es mucho más que un destino con buenas playas, mucha fiesta y una innegable inseguridad. Históricamente Río fue la primeracapital de Brasil, eso ha conducido a que se haya definido comoo la ciudad de mayor inmigración interna, por lo que se puede encontrar muestras de la diversa cultura del gigante latinoamericano. Por ilustrar al lector, la samba no suena igual en São Paulo que en Salvador de Bahía o Belem do Pará, pero en Río ro se pueden encontrar y disfrutar de todas sus variantes, incluida la local, cuyo protagonistmo gira en torno a la celebración del carnaval en febrero. La cultura carioca es la síntesis de la exhuberancia natural de la ciudad, el cruce de caminos de todo el continente y de una histórica lucha racial. Toda esta estructura de tensiones ha dado pie a muchísimo sufrimiento humano que dio pie a expresiones culturales que, aún llorando, reivindica el color y la alegría, y dónde la calidez de su gente hace que valga la pena arriesgarse a visitarla y empaparser por los ritmos de la bossanova, el funky o el forró, descubir la religión del candomblé y fundirse con el sabor de una buena feijoada y sencillamente, observar atentamente los contrastes que la definen.