Diego F. Hernández

La fiesta anual de las músicas del mundo se apodera del parque de Santa Catalina y su entorno. Las Palmas de Gran Canaria recupera la condición de ciudad Womad, un título que lució por última vez en noviembre de 2011. Aquel Womad de un día se hizo corto, y queda en la memoria los gestos del argelino Khaled y su banda mientras despachaban grandes éxitos de su repertorio como Didi, Aicha, Raikoum o Sahra. El león se mandó a mudar porque no hubo soporte económico, ni público ni privado, que amarrase el proyecto al que se le arrebató la posibilidad de celebrar su vigésimo aniversario en Gran Canaria.

Entre los años 2014 y 2016 la playa de Gran Tarajal, en el municipio majorero de Tuineje, ejerció de anfitrión de Womad en tres ediciones [ "Cuando Peter Gabriel creó el Womad estaba pensando en Fuerteventura", bromeaba en noviembre de 2014 el entonces presidente del Cabildo de Fuerteventura, Mario Cabrera], hasta que el cambio de ciclo político agotó la histora del festival en Fuerteventura, y el león que preside este proyecto que da abrigo a las culturas del mundo, tuvo acomodo nuevamente en la ciudad que lo recibió a brazos abiertos en 1993, en Las Canteras.

Este león de 2017 no es tan fiero como el que saltaba de escenario en escenario en las primeras ediciones, las que vinieron después en Playa del Inglés (1997), y su posterior regreso a la capital con destino al parque de Santa Catalina, pero regresa con la voluntad de permanecer otros dos años, y fiel a los principios de Womad.

La ciudad y su gente se reencuentra con el festival este fin de semana, en dos jornadas completas de viernes y sábado, en cuanto a música en directo, talleres infantiles y de adultos, exposiciones conmemorativas, acciones medioambientales, proyecciones de cine africano, y el equipamiento habitual de mercadillo global y artesanía.

La entente institucional, con Cabildo y Ayuntamiento como principales patrocinadores, y en menor cuota el Gobierno canario como colaborador, y la implicación de Casa África y el Centro Atlántico de Arte Moderno, han posibilitado este reencuentro con un Womad de dos días. Un regreso con el que el festival encara su mayoría de edad, la edición número 18 en Gran Canaria, y que desde la organización se afronta con las expectativas de que "el espectador reviva ese Womad que dejó" hace seis años y "poniendo especial interés en la comunidad Womad, una serie de actividades que van más allá de una sucesión de conciertos y que involucran a toda la familia", según anunciaba ayer la directora del festival, Dania Dévora.

Una nómina de una veintena de artistas de ocho países, de geografías dispersas como Jamaica, Estados Unidos, Cuba, Marruecos, Cabo Verde, Reino Unido, Níger y España, hacen del parque Santa Catalina su casa común desde esta tarde, cuando la banda Papaya, que lidera la lanzaroteña Yanara Espinoza -junto a Miguel Aguas (bajo) y Sebastián Litmanovich (teclados y guitarra)- encienda la llama de Womad, a las 18.00 horas, desde el escenario principal, el Santa Catalina.

Con dos escenarios, este principal que preside el parque, y el Boulevard, en la trasera del edificio Miller, la hoja de ruta de la primera jornada viene cargada de rumba con el pie cambiado por cuenta de Tu Otra Bonita; de cumbia, rancheras y mambo, que despacha Orkesta Mendoza en su último álbum Vamos a Guarachar, formación de Arizona que tiene de líder a Sergio Mendoza, cantante y multinstrumentistas de Calexico; y reggae de la vieja escuela y secuencias de dub narcótico que arropa la leyenda de Horace Andy, autor de Skylarking, Ain't no Sunshine, o Government Land, y colaborador de Massive Attack . Todo eso en el escenario grande, mientras que el Boulevard es depositario de las propuestas 101 Brass Band, fiestera formación de metales de Tenerife que abre la programación en este espacio, a las 19.00 horas; el evocador sonido de Miroca Paris, artista caboverdiano que durante una década acompañó a la cantante Cesaria Évora; y los británicos de Beating Heart, donde la tradición africana se contamina de sonoridades urbanas.

El sábado, en lo que se refiere a la música en directo, es una jornada de mayor recorrido que tiene su arranque con los grancanarios de Profecía Crew, proyecto de A'Jah, Black Zee y JoJah Selekta, francotiradores de reggae y dancehall, que despiertan al león de la siesta a las 18.00 horas en el principal. Por aquí pasarán la marroquí Hindi Zahra; Bombino, el alias del Omara Moctar, que desde Niger reverencia el pulso de guitarra de Hendrix al estilo Tinariwen, y que atesora discos mayúsculos como Agadez (2011), Nomad (2013) y Azel (2016); y los británicos The Brand New Heavies, figuras del acid jazz, funk y el sonido disco, a los que la organización se encomienda para el fin de fiesta a ritmo de clásicos como Never Stop, Keep It Coming, Stay This Way o People Get Ready.

El Boulevard se reserva para tres propuestas de distinto signo: la mixtura sonora de los canarios Kuarembó; el cante revirado sobre colchones de krautrock de Niño de Elche y su enorme disco Voces del extremo (2015); y el torbellino cubano de Yaite Ramos, que alimenta de cumbia, hip hop y reggae a La Dame Blanche.