La explosión final será en 2019 y, mientras, seguirán estrenándose los spin-off y habrá hasta una nueva trilogía, pero no contará con Han Solo ni con la princesa Leia, que hace su última aparición en Los últimos Jedi debido a la prematura muerte de Carrie Fisher.

Porque Leia y Luke, con Chewbacca, R2D2, C3PO y el espíritu de Han Solo, dan a esta nueva película el alma que Lucas concibió para una historia que en aquel lejano 1977, cuando se estrenó la primera, nadie pensaba que iba a convertirse en el fenómeno que fue, es y será.

En Los últimos Jedi, y ya con el peso de los años, Mark Hamill y Carrie Fisher aportan ese alma a la historia, mientras que Daisy Ridley (Rey) y Adam Driver (Kylo Ren) se ocupan de la energía, la fuerza y el espectáculo, si bien tan diferentes estos nuevos portadores de "midiclorianos" que apenas necesitan entrenamiento para desarrollar toda la fuerza.

Tan lejos los momentos de meditación de los Jedi antes de pasar a la acción de sus espadas láser y tantas escenas en las que la ira y la fuerza, pero bruta, toma la dinámica de las peleas cuerpo a cuerpo, tan coreográficas antaño, hoy tan próximas al videojuego.

Lo mejor, la química entre Ridley y Driver, que queda más que probada en una relación que se explora en profundidad en esta película, pero que aún deja mucho por saber para el futuro.

Y ese es un elemento definidor del filme dirigido por Rian Johnson, que apunta muchas cosas, deja entrever muchas más y, sobre todo, prepara el terreno para dejar al espectador con ganas de saberlo todo.

Pero eso se quedará para el final de la trilogía. Porque, aunque en esta entrega se cierran algunas historias, quedan muchas más abiertas, con personajes que se van definiendo pero que tienen aún mucho que decir en la historia.

Una historia llena además de humor, aportado sobre todo por Oscar Isaac (Poe) o Benicio del Toro (DJ), sin olvidar la ternura del que tiene el aspecto más fiero, ese Chewbacca que hace añorar la ironía de Han Solo.

También divierten con pequeños detalles las numerosas criaturas que pueblan el universo galáctico. Desde los guardianes de la historia Jedi a los pequeños pajarillos que rodean al gigante Chewie.

Todos ellos contribuyen a aumentar la diversión y el espectáculo, junto con el precioso juego de colores, con unos rojos, blancos y negros que van delimitando el alma de los personajes.

Además de unas batallas espectaculares que recuperan el espíritu de la trilogía original, tal vez lo mejor de la cinta, ante la ausencia de historias paralelas potentes.

En el lado negativo, que dos horas y media es mucho, aunque se trate de Star Wars, y que los malos, más allá de Kylo Ren, se quedan un tanto desdibujados en la historia escrita por Johnson; de hecho, toda una nación de Sith ha quedado reducida a un único Líder Supremo, el alienígena Snoke.

Ni Ren es Darth Vader ni Snoke es Darth Sidious; pero tampoco son lo que eran Skywalker ni Leia. Ni siquiera Yoda, que acude para "espabilar" a un Skywalker derrotado y triste.

Tampoco la narración tiene en todo momento la intensidad que justificaría ese largo metraje, con altibajos que para los seguidores más fieles servirán para respirar y prepararse para lo que está por llegar.

Aunque en realidad lo que esperan es el definitivo final de la historia de Skywalker. La saga galáctica continuará, pero no con la línea de tiempo y familiar que concibió George Lucas.

Los últimos Jedi es como un aperitivo, que deja ganas de más y que sigue sin responder a algunas de las cuestiones que ya planteaba "El despertar de la fuerza". ¿Cuáles? Eso se queda para las salas de cine.

Los protagonistas

La británica Daisy Ridley vuelve a dar vida a la valiente e intrépida Rey. Esta vez, la joven ha viajado en el Halcón Milenario al planeta Ahch-To para buscar al maestro Jedi Luke Skywalker, en un encuentro con el que finalizó el anterior filme.

El objetivo: convertirse en su aprendiz, empezar a entrenarse e iniciarse en los caminos de la Fuerza para hacer frente así al tenebroso Kylo Ren (Adam Driver) y al Líder Supremo Snoke (Andy Serkis).

"Sinceramente, no creo que Rey sea la protagonista de la historia. Lo maravilloso de Star Wars es que hay muchos protagonistas, y todos son importantes. Rey no sería Rey sin Finn o sin BB-8, al igual que Leia no sería Leia sin Luke, y Luke no sería Luke sin Han Solo", declaró la intérprete.

"Es una colaboración maravillosa de relaciones. Star Wars lo hace de forma magistral y por eso conecta tanto con la gente. No creo que esté haciendo el papel de una heroína; Rey es sólo un ser humano que quiere aprender y crecer", comenta.

El puertorriqueño Benicio del Toro, una de las caras nuevas de esta entrega, junto a Laura Dern, reconoce que participar en la célebre saga intergaláctica es la "culminación" de su carrera.

Pese a la magnitud de la saga, Del Toro se lo tomó como "un trabajo más", puesto que su actitud "no cambia, ya sea una película de mucho presupuesto o una independiente". "Es la culminación a mi carrera. Recibí una participación para estar en algo muy interesante, algo espectacular, y es un verdadero honor", manifestó Del Toro, que da vida a DJ, uno de los más interesantes recién llegados al filme. "Pero también es un trabajo más. Mi actitud no varía si estoy en una película de mucho presupuesto o un filme independiente", insiste.

En la situación opuesta a la de Benicio del Toro está Mark Hamill. Treinta y cuatro años después de empuñar una espada láser por última vez, el actor estadounidense Mark Hamill vuelve a hacerlo como el icónico Luke Skywalker.

Hamill reconoció que fue el empuje de Carrie Fisher y Harrison Ford lo que hizo aceptar esta nueva propuesta y que "ni en un millón de años" hubiera pensado que iba a vestirse de nuevo de Skywalker: "¿Quién iba a pensar que había un plan de pensiones para los Jedi?", bromea el intérprete, de 66 años.

"Tuve un inicio, un desarrollo y un final en Star Wars, y nuestra historia había terminado. A mí eso me parecía bien. De hecho, pensé que si se hacían más películas sería con nuevos personajes. Por eso me sorprendió tanto cuando me pidieron que regresara", manifestó Hamill, el protagonista más veterano del filme más esperado del año.