El Teatro Guiniguada de la capital grancanaria acoge mañana, sábado, la representación de la obra dramática Óscar y Eva, dirigida por Yanara Moreno e interpreta por Emy Cazorla y Toni Báez, que plantea una reflexión en escena sobre la violencia de género.

El precio de la entrada es de 10 euros y pueden adquirirse de manera anticipada en la página entrees.es o bien el mismo sábado en la taquilla del Guiniguada.

Ambos intérpretes firman el texto de la adaptación escénica, que toma como punto de partida una adaptación de la obra de teatro Dónde pongo la cabeza, de Yolanda García Serrano, así como una serie de textos y poemas de Edgar Lee Masters, tomados de su libro Antología de Spoon River.

El montaje ya se estrenó en la Sala Insular de Teatro el pasado 2014 y su directora Yanara Moreno, actriz cubana afincada en Gran Canaria, y diplomada en Dirección Teatral en la Escuela Nacional de Instructores de Teatro de su país, afirma que Cazorla y Báez "me invitaron a formar parte de este proyecto para que yo los dirigiera".

"Una vez ha pasado el tiempo, el espectáculo posee una nueva estructura y una mejorada puesta en escena. En la obra tratamos el lacerante asunto de la violencia de género de una manera bastante novedosa, con los recursos que usamos y la manera en que enfocamos las cosas, con un cierto distanciamiento de cara al espectador", manifiesta la directora.

A este respecto, Moreno revela que "hemos añadido texto a la trama y hemos cambiado un poco el montaje para hacerlo crecer". "Este drama no pretende ofrecer una solución concreta, sino hacer reflexionar al público sobre esta gran problemática social, en la que el protagonismo recae en la conciencia individual de cada uno de nosotros", matiza la directora.

En cuanto a la trama de la obra, Óscar y Eva narra la historia de una pareja en la que sus integrantes, después de conocerse, son conscientes de que ambos deben superar el pasado abrumador que arrastran, y que se materializa en sus adicciones, debilidades y malos hábitos en el presente.

Los protagonistas se citan en una consulta de terapias y empatizan el uno con el otro al comprobar que sus respectivos problemas no tienen solución dentro de la estructura social en la que viven, por lo que se produce una identificación mutua ante la que deciden empezar juntos una unión, que les permita liberarse y salir adelante.

Dependencia emocional

A partir de este punto, la representación de la relación retrata esa dependencia emocional entre los dos miembros de la pareja, que vuelven a recaer en sus mismos traumas y donde la violencia de género es el eje del conflicto que les lacera, lo cual invita a la reflexión y análisis del espectador.

Además, en la obra se reflejan los distintos perfiles de quienes viven este dilema en nuestra sociedad y se resalta la importancia de valorar la visión de ambos personajes, ya sea desde el punto de vista del maltratador como el de su víctima.

La estructura narrativa de Óscar y Eva se articula a través de 12 cuadros escénicos con proyecciones audiovisuales y se mueve entre dos terrenos, el onírico y el de la realidad que asfixia a los personajes. Por tanto, el espectador asistirá al solapamiento entre lo que ocurre en la mente de los protagonistas y lo que les sucede a ambos en la realidad, que es ese quehacer cotidiano que no son capaces de resolver.

Esta estrategia narrativa intenta provocar un distanciamiento con el público que permita llegar a una reflexión más directa.

Por otra parte, Óscar y Eva cuenta con la imagen de Jep Brengaret y con música original compuesta para este montaje por Estrella Cantero, que interpreta al piano ella misma en escena, acompañada por el flautista Cristian Suárez.