A menudo se confunden los eSports con el vocablo tan de moda en el mundo de los videojuegos gaming. Y aunque en ambos casos se refieren al hecho de jugar a juegos electrónicos, son dos cosas muy distintas.

Si buscamos en la Wikipedia la palabra gaming nos salen toda una suerte de definiciones que lo único que van a conseguir es crear confusión. Pero una de las acepciones da en el clavo al afirmar que consiste en "jugar a un videojuego".

Si hacemos lo mismo con la palabra eSports vamos directos a una entrada que nos dice que "es un tipo de competición en la que se usan videojuegos".

En los últimos años hemos hablado en varias ocasiones de los deportes electrónicos -eSports- en los que se compite con alzarse con un campeonato ya sea regional, continental o mundial. En realidad los eSports no difieren mucho de cualquier otro deporte profesional: se entrena cada día, se siguen unos horarios, hay diferentes competiciones, se gana y se pierde...

Y al igual que en cualquier otro deporte, existe todo un mundo de productos para los aficionados a este disciplina. Cualquier jugador de fútbol amateur puede comprar unas botas similares a las de Messi, de la misma forma que un aficionado al ciclismo puede adquirir las ruedas o el cuadro de la bicicleta de Nairo Quintana. O casi iguales. Y con los eSports ocurre lo mismo, solo que aquí lo que se pueden comprar son ratones, teclados, monitores, auriculares e incluso ordenadores para emular a los profesionales. Y mientras que en el mundo analógico tanto Messi como el chaval del barrio juegan a fútbol y son futbolistas, en el mundo de los videojuegos unos -los profesionales- practican eSports y los aficionados se dedican al gaming. Lo dicho: es igual, pero no es lo mismo.