U na de las cosas que más llamaron la atención en el Mobile World Congress celebrado en Barcelona hace apenas unos meses fue la proliferación del notch en numerosos teléfonos móviles. Esa muesca en la pantalla del smartphone que vimos por primera vez en septiembre del pasado año cuando Apple presentó su iPhone X se ha destapado con el paso del tiempo como una ingeniosa solución técnica y no como una excentricidad de diseño. Y además ha marcado tendencia. Prueba de ello es que en la mayoría de burdas copias llegadas de China, esta muesca no sirve absolutamente para nada al carecer de sistema de reconocimiento facial. Por si esto fuera poco, en estos modelos económicos, ciertos elementos quedan tapados por esa muesca.

Por otro lado, las grandes marcas han sabido adaptar la muesca a sus nuevos terminales de gama alta, dándose cuenta de que el teléfono gana no solo superficie de imagen, sino que también se mejora la experiencia del usuario. Tal es el caso de Huawei y de LG, que con sus recién estrenados P20 y G7 ThinQ han conseguido llevar el notch un poco más allá al permitir que la muesca se pueda 'ocultar' mediante la creación por software de un marco negro que iguala toda la parte superior del teléfono. Adiós notch.

Pero, ¿para qué sirve esa muesca tan de moda últimamente? Lo primero que hay que aclarar es que bajo esa muesca se encuentra no solo la cámara frontal, sino también todos los sensores necesarios para el correcto funcionamiento del sistema de desbloqueo por reconocimiento facial.

Pese a ello todavía sigue quedando la duda de por qué habría que crear una antiestética -para algunos- muesca en lugar de una banda negra que ocupe toda la parte superior de la pantalla. Y la respuesta es simple: el espacio de pantalla útil que queda a ambos lados sirve para mostrar mucha información, como la red 4G y el operador, la conexión wifi, la hora o el estado de carga de la batería. Todos esos indicadores, de no existir la muesca, irían colocados en la superficie de pantalla utilizada para colocar los iconos de las apps, por lo que se vería reducida la superficie útil de la misma.

Y en el caso de Apple, no conviene olvidar la importancia que el diseño tiene en todos sus dispositivos. Al prescindir del botón de inicio inferior, y reducir a la mínima expresión la banda superior, la marca crea una vez más un diseño icónico que diferencia al iPhone X del resto de competidores. Posiblemente todos los iPhone futuros sigan esa línea.

Aunque la verdad es que la solución de poderlo ocultar, como en el Huawei P20 o en el LG G7 ThinQ también es inteligente.