"La mujer a partir de los 40 vive su etapa más interesante"

"La mujer a partir de los 40 vive su etapa más interesante"

La actriz Malena Alterio (Buenos Aires, 1974) aterrizó ayer en Las Palmas de Gran Canaria con la alegría y el pesar de la despedida. El Teatro Cuyás acoge sus últimas funciones en la piel de Patricia, una madre herida en el abismo de la pérdida, a la que Alterio ha prestado su voz y alma desde que Los universos paralelos subiera el telón en su velada inaugural en el Palacio Valdés de Avilés, en marzo de 2017.

Esta versión que adapta y dirige David Serrano sobre el texto del dramaturgo estadounidense David Lindsay-Abaire, que le distinguió con el Pulitzer de Teatro tras su estreno en Broadway en 2006, se apea de los escenarios en este fin de trayecto de "un viaje fascinante", apunta Alterio, quien presentó ayer esta "historia de un duelo" junto a la actriz Carmen Balagué, que interpreta a su madre en la ficción, y Gonzalo Ubani, director artístico del Cuyás. "Nos pillan en un momento muy especial", reveló Alterio, quien lo definió como "algo que quedará flotando en el universo y en la memoria de los que nos vieron".

¿Cómo es despedirse de un personaje como su Patricia en Los universos paralelos ?

Pues lo vives con mucha emoción. Estos días he estado haciendo mucho balance y he estado mirando hacia atrás deteniéndome en los momentos que se han ido sucediendo con esta obra: el día en que David Serrano me envío el texto, el proceso de los ensayos o la sensación que tuve a la hora de decir que sí, porque me cuesta tanto dar ese paso que, en este caso, de repente, di. En este sentido, siempre soy muy responsable, quiero hacer las cosas bien y quiero estar a la altura, así que el proceso de decir "sí" a un proyecto siempre me atormenta. En este caso, el personaje de Patricia y la historia de Los universos paralelos, en general, es de una grandísima envergadura y requiere ser lo suficientemente sólida para afrontarlo. Y bueno, de repente, ya ha pasado más de un año desde el estreno de esta obra maravilla. Y hoy enfilamos la recta final de este largo periplo y mañana ya nos despedimos de nuestro "universo paralelo".

Alterio hizo posible a Patricia, pero ¿cómo ha cambiado Alterio después de Patricia?

Yo creo que todos los personajes dejan algo y que es un algo de reconocimiento o de entendimiento, como un espejo que te hace ver desde lejos tu historia, tanto si eres uno de los actores como si eres parte del público. Eso es lo bonito del teatro, que también habla de ti y cuenta parte de tu vida, incluso aunque no hayas pasado por un trance tan doloroso como el que cuenta Los universos paralelos. Yo creo que Patricia es una mujer con mucho carácter, muy a su pesar, porque ella no quisiera estar mal, pero lo está, y no lo esconde y, además, lo muestra. Pero este personaje tiene algo bonito, que es que finalmente decide agarrarse a la vida y, pese al gran dolor que lleva consigo, decide tirar pa' alante. Al menos, así lo he querido ver y vivir yo, y eso es lo que me llevo de este personaje: que encuentra algo que hace que ella pueda caminar y seguir viviendo, como un pensamiento que la sostiene. Luego, por otra parte, este personaje también me ha enseñado la vulgaridad esencial del ser humano. Lo que quiero decir con esto es que, cuando uno pasa por un trance difícil , piensa que es el único al que le pasa eso, hasta que, de repente, se da cuenta de que ese pensamiento es tan vulgar y que, en realidad, todos los seres humanos somos bastantes comunes. Mucho de lo que nos sucede es universal. A partir de ahí, se abren distintos caminos, en los que algunos se quedan en el dolor, otros aprenden a convivir con él, la otros prefieren olvidar, no pensar, o vivir pensando todo el rato... Y todas esas emociones están recogidas en Los universos paralelos, que nos enseña que cada uno busca la manera de sostenerse.

Antes mencionó que duda y cavila mucho antes de decidirse por un personaje, pero, tal como está el oficio, ¿cree que es una suerte poder elegir?

Sí, me cuesta muchísimo. Sobre todo, en el teatro, pero me pasa en general. Siento que soy demasiado responsable a veces. Esto no quiere decir que luego lo haga mejor o peor, pero sí es cierto que tengo que tener, no ya la certeza, porque eso nunca se sabe hasta que no te pones a trabajar, pero sí la intuición de que voy a poder contar bien una historia concreta. Además, cuando puedo evitarlo, también intento no mezclar un trabajo con otro, porque luego me siento traicionera. Si estoy haciendo televisión y, a la vez, teatro, siento que no estoy dando todo lo que tengo que dar en uno y en otro. Aunque suene raro, todos esos momentos de angustia, me pasan. Por supuesto, poder elegir es una suerte, pero, aun así, tardo mucho y doy muchas vueltas. En este caso concreto, el personaje de Patricia conllevaba una gran responsabilidad, porque no podía hacerlo de cualquier manera, sino que era dar mi corazón todos los días que hiciera la función. Pero, al final, afortunadamente, dije que sí.

¿Cuál es el requisito fundamental para que opte por dar luz verde a un proyecto?

La decisión siempre es fruto de muchas cosas, pero hay algo que me tiene que enamorar y, sobre todo, tiene que tratarse de un personaje al que le pasen cosas, que sea humano y que tenga un arco dramático interesante para vivirlo y viajarlo. Y luego, tengo que saber que yo puedo contar su historia, porque hay historias que, a lo mejor, me enamoran, pero siento que quizás yo no quepa en ella. En definitiva, dar el paso para acoger un personaje es el resultado de un compendio de cosas.

Dice que evita la coexistencia de dos proyectos simultáneos, pero este año ha tenido que compaginar Los universos paralelos en el teatro con la serie Vergüenza en Movistar+ , ¿cómo vivió la conjugación de ambos?

Efectivamente, este año he estado combinando las dos cosas, teatro y televisión, pero es que este año ha sido una auténtica yincana entre ambos, pero que ya está llegando a su fin. Precisamente, antes de ayer terminé el rodaje de la segunda temporada de Vergüenza, con Javier Gutiérrez, y mañana ya terminamos con Los universos paralelos. Por tanto, esta semana es el fin de esta etapa tan agitada, pero es que, a veces, realmente se te escapa o no tienes del todo el control sobre estas cosas. Por eso, en cuanto a estos dos proyectos simultáneos, he tratado de estar siempre alerta para no contaminarme y mezclar las cosas, porque este año se ha dado así y así lo he hecho, como buenamente he podido.

Con todo, mañana termina su viaje con Los Universos paralelos, pero la semana próxima inicia una nueva travesía con la serie Señoras del (h)ampa, que usted misma ha definido como "un cruce entre Almodóvar y Álex de la Iglesia".

Así, Señoras del (h)ampa es una serie para Telecinco y, si llegamos al punto de ese cruce que vislumbro, será así, aunque me temo que he estado diciendo mucho esa referencia y que quizás esté creando mucha expectativa, pero la idea es esa. La serie cuenta la historia de unas mujeres sobrepasadas con sus vidas, como cualquier mujer con hijos y con trabajo que tiene que combinar las dos cosas. Entonces, el título tiene esa h intercalada que tiene que ver con esas mujeres trabajadoras de una Asociación de Madres y Padres de Alumnos, pero también con el hampa de la mafia, porque, azarosamente, estas mujeres se ven involucradas en un accidente, que luego va desencadenando otras muchas cosas. ¡Y hasta aquí puedo contar!

Usted es la prueba de que se escriben papeles femeninos protagonistas y diversos para mujeres después de los 40, que es el eterno cisma de la discriminación en su oficio. ¿Cómo percibe este panorama en España?

Creo que soy la prueba, pero también la excepción. Ojo, no sólo yo, porque se escriben papeles, los hay, pero la cuestión es que son muy insuficientes. Yo creo que la mujer, a partir de los 40, vive su etapa más interesante, rica y creativa, donde nos pasan más cosas y desde donde podemos contar muchas historias con una nueva madurez. Sin embargo, en el cine sigue habiendo muy pocas historias de mujeres de 40. En cambio, ahora en el teatro sí que se encuentran más opciones, pero si ponemos una balanza y medimos la proporción es evidente que los hombres nos ganan por goleada en cuanto a proyectos e historias, porque quienes mueven los hilos de esta industria también son los hombres. Esa es la gran queja que ahora, afortunadamente, está saliendo a la luz, porque este año todo ha empezado a moverse por fin a favor del cambio. Y es muy emocionante que, gracias a la lucha de compañeras que han estado al pie del cañón durante muchas años, todo esto esté cuajando ahora por circunstancias diversas, como la corriente de denuncias que ha pasado en Estados Unidos. Creo que ahora es el momento de las mujeres y eso está muy bien. En ese sentido, la serie Señoras del (h)ampa está protagonizada íntegramente por mujeres, mientras que los hombres son los personajes secundarios, que vienen de vez en cuando (Risas). Y que eso suceda y se normalice está muy bien. Lo que tenemos que conseguir es que se convierta en algo todavía más normal.

¿También desde una apuesta por lo diverso, sin incurrir en estereotipos y clichés ajenos a esa "humanidad" que reivindica en los personajes?

Claro, yo creo que la sociedad también está ansiosa de ver personajes, proyectos e historias hechos por mujeres y que, por fin, nos hemos atrevido a decirlo en voz alta.

Por último, dadas las contingencias de las últimas horas en el mapa político español, ¿qué le pediría usted al nuevo ministro de Cultura?

Pues no sé qué le pediría exactamente, pero sé que iría en esta línea: creo que es importante que se dé por fin en España una fusión entre la educación y la cultura, y que la formación tenga mucho que ver con la formación cultural. Una sociedad formada requiere que el teatro, la pintura, la música y la literatura estén bien agarrados desde que uno nace, porque, sin esa formación y sin esa forma de ver y de encarar la sociedad y la vida, es muy difícil que se produzca después de igual manera cuando uno ya es adulto y no tiene esa cosa inculcada desde niño. Creo que la cultura se aprecia y se vive porque es nuestra identidad y porque es nuestra historia, porque la literatura, el teatro y la música hablan de nosotros, nos hacen entender y entendernos, y ahí radica la importancia que tiene la cultura. Por tanto, lo que le pediría a los políticos culturales es que todo esto se trabajara desde abajo y que la importancia de las artes esté mucho más presente en las aulas.

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