Ya hace mes y medio que se estrenó en Estados Unidos, donde ha cosechado un gran éxito de crítica y de taquilla, y ahora llega a España para liderar la cartelera del verano. Solo un talento como el de Brad Bird, responsable de la primera entrega (2004) y de la también oscarizada Ratatouille, y la magia de Disney-Pixar, podrían tentar a una familia a meterse en un cine con la que está cayendo. Los críticos coinciden en que ha merecido la pena la espera.

En Los Increíbles 2 regresa la familia de superhéroes pero esta vez, la protagonista es Helen (con la voz de Holly Hunter en la versión original). Bob se queda en casa con Violet y Dash y se ve obligado a convertirse en un héroe de la vida normal. Es una transición difícil para todos, y lo será más aún cuando la familia se dé cuenta de los superpoderes del bebé Jack-Jack.

La acción parte del final abierto de la primera, cuando El Socavador -personaje al que presta su voz de nuevo en la versión española el cineasta Álex de la Iglesia- le declaró la "guerra a la paz y la felicidad".

Además, aparece un nuevo villano que trama una conspiración brillante y peligrosa. La familia y Frozone (voz de Samuel L. Jackson) deben encontrar la forma de volver a trabajar juntos, algo bastante complicado a pesar de que todos son Increíbles.

Según Bird, guionista además de director, no fueron los poderes de los personajes, ni los villanos, los que hicieron que la película fuera un éxito rotundo. "Comprendí que el aspecto superhéroes de la historia no me interesaba tanto como la dinámica de toda la familia", apunta el cineasta norteamericano, que se inspiró en su propia familia. "Las personas se reconocen en estos personajes y por eso que se enamoraron de ellos de forma tan incondicional. Lo cierto es que Los Increíbles y ahora Los Increíbles 2 son historias sobre una familia".

La película tiene la calidad técnica que se le supone a Pixar, hasta el punto de que, para Forbes, es, probablemente, "la mejor película de animación jamás hecha".