La construcción de la versión teatral de Moby Dick ha cruzado océanos de tiempo para navegar por el alma atormentada del capitán Ahab en pos de la gran ballena blanca. El veterano actor José María Pou protagoniza esta expedición suicida a bordo del Pequod, que reproduce en las tablas la odisea literaria escrita por Herman Melville en 1851, considerada una de las mejores novelas de la historia de la literatura universal, en una adaptación de Juan Cavestany dirigida por Andrés Lima.

"Este Moby Dick ha sido un proceso largo de años, en el que Cavestany ha hecho un trabajo maravilloso exprimiendo esta novela como se exprime a la ballena para sacarle el aceite", reveló Pou, ayer, en el marco de presentación del montaje, que inaugura este fin de semana la temporada 2018/19 del Teatro Cuyás. Su representación coincide en una de las ciudades en las que se rodó la adaptación cinematográfica de John Huston, protagonizada por Gregory Peck en la piel de Ahab, en 1954, a la que el Cuyás ha rendido homenaje en los prolegómenos del montaje con una muestra de fotografías y piezas del rodaje, que visitó Pou ayer en el hall del recinto.

Y es precisamente el actor catalán quien capitanea en escena esta persecución épica que condensa un viaje de un millar de páginas en una hora y veinte minutos de función. "Lógicamente, no ha sido fácil, pero hemos extraído de la novela lo que creemos que es lo más importante y que, entre todos, concluimos que era la figura del capitán Ahab", explica Pou, quien define al antihéroe de Melville como "un personaje enormemente complejo". "Desde la primera frase de la función vemos a un hombre enormemente torturado psicológica y físicamente, que se define a sí mismo como "la locura enloquecida", manifiesta el actor.

Sin embargo, Pou, que atesora una trayectoria interpretativa apuntalada por los grandes personajes del teatro y de la literatura, destaca que "mi capitán Ahab es, por encima de todo, un ser humano". "Aunque se crea un dios y se arrogue a sí mismo la encarnación del bien en lucha contra el mal, que es la ballena blanca, y haga creer a la tripulación del Pequod que emprenden una acción salvadora de toda la Humanidad al darle caza; Ahab es, en realidad, un hombre que actúa por un puro instinto de venganza, que se convierte en obsesión y, una vez fuera de control, torna en locura".

En este sentido, Pou destaca la vigencia del clásico de Melville como un trasunto de "los grandes líderes y dictadores que han engañado y arrastrado a pueblos enteros a la guerra, creyéndose poseedores de la verdad absoluta, por un interés personal ".

En cuanto a la travesía del montaje, Moby Dick se estrenó el pasado enero en el Teatro Goya de Barcelona y, desde entonces, "el espectáculo ha ido creciendo cada día". "Esto es lo mejor que le puede pasar al teatro, porque es una vez estrenada la función cuando empieza a coger forma y, en este caso, el público es el que más me ha ayudado a entender el personaje", revela Pou. Además, el actor avanza que su representación rompe la cuarta pared y embarca al espectador en el diálogo enloquecido de Ahab, trufado no sólo de pasajes de la novela en boca del protagonista y del narrador, Ismael, sino también de datos de la propia biografía de Melville. El resultado es "un espectáculo que requiere la integración del espectador", apunta Pou, "y aunque es un espectáculo duro, denso y angustioso, lo que hemos comprobado es que al público le entusiasma". Y pese a no desvelar de qué manera se representa el cachalote blanco en las tablas, el actor adelanta que "la ballena blanca aparece con todo su volumen en escena, pero cómo se percibe depende de cada espectador".

Con todo, Pou reconoce que, a sus 73 años, Ahab constituye el personaje más agotador de su trayectoria de grandes personajes, pero también uno de los más enriquecedores. "Cuando interpretas a grandes personajes, convives con ellos y te fundes con ellos porque los llevas dentro durante años, así que no sales indemne, sales transformado", declara. "Y si yo soy el que soy en este momento, a mi edad, se debe en elevadísimo porcentaje a los personajes por los que he pasado. Sé que cuando, dentro de un año deje de hacer Moby Dick, seré otra persona".