El Coliseo, el Vaticano, el Foro, la Fontana de Trevi, el Panteón de Agripa... estampas de la Ciudad Eterna que todo turista que ha viajado en alguna ocasión -o tiene pensado hacerlo- a la capital italiana tiene más memorizado. Pero como dice el dicho: ''Roma no se construyó en un día". Ni tampoco la edificó una persona. Desde que Rómulo y Remo fuesen amamantados por la loba Luperca -según narra la mitología- hasta nuestros días, el antiguo hogar de los Julios ha vivido luces y sombras a lo largo de su historia.

Césares y papas la colmaron de tesoros para perpetuar su gloria. Los más grandes artistas de la Antigüedad, del Renacimiento y del Barroco la adornaron con su talento. Pero a día de hoy, un lugar se sitúa a la par entre el legado de los Miguel Ángel, Da Vinci, Caravaggio o Bernini. Eso si, su hermosura no sale de un óleo o un mármol, sino de los hornos de leña, el Trastevere.

Y no es para menos. Rafael Alberti, que tenía más miedo a los coches, escribió en la capital italiana, Roma peligro para caminantes y siempre recordó con cariño su estancia en el "ilustrísimo barrio del Trastevere, la verdadera capital de Roma", durante su exilio durante el franquismo.

Tiene su epicentro en la plaza donde se levanta la basílica de Santa Maria in Trastevere, idóneo para comenzar la visita.

Tras rodear la fuente del lugar y entrar en el templo, hay que perderse por las estrechas calles, mientras se descubren iglesias medievales como la de San Pedro in Montorio, tiendas escondidas, terrazas y las trattorias que invitan a disfrutar de la mejor gastronomía del mundo.

Entre tanta oferta, es fácil perderse y no disfrutar de la experiencia, pero hay 'templos' que nunca fallan como La Panettoni-Viale di Trastevere, 53-, para muchos uno de los lugares con la mejor comida de la ciudad, el Spiritu Di Vino -Via dei Genovesi, 31, un restaurante que ofrece platos locales sin caer en los tópicos.

También hay rincones para los más selectos, como Glass Hostaria -Vicolo de' Cinque, 58-, cuya cocina viene avalada por una estrella Michelin o el Da Giovanni -Via della Lungara, 41-, también conocido como el paraíso de los tacaños, por servir platos sabrosos a precios ínfimos: Una cuenta para dos puede salir en torno a los 15 euros.

Pero nada como el Dar Poeta, el hogar de la pizza y que preparan a la manera romana. Finas en el centro, con el borde crujiente y de muchas variedades: Con base rossa (tomate) o base biancha (nata). Acompañadas de mozzarella, berenjenas o queso ricotta, o todos estos ingredientes juntos. ¡Buon Appetito!