Entrevista | Kyle Eastwood

Kyle Eastwood: "La música siempre fue una tentación enorme"

"Me siento profundamente influenciado por el jazz de las décadas de los 50 y 60", afirma el aclamado contrabajista, que actúa este viernes en el Teatro Pérez Galdós, en el marco del ciclo 'Jazz Otoño'

Kyle Eastwood: "La música siempre fue una tentación enorme"

El contrabajista Kyle Eastwood (Los Ángeles, 1968) se sube hoy a las tablas del Teatro Pérez Galdós para desgranar distintas versiones de su repertorio jazzístico en formato quinteto en el marco del ciclo Jazz Otoño, que culmina su novena edición este mes de noviembre. Distinguido por la crítica especializada como uno de los mejores contrabajistas del mundo, Eastwood, hijo del cineasta Clint Eastwood y la modelo Maggie Johnson, explora múltiples vertientes del jazz y versiones contemporáneas al abrigo de un estilo propio que se nutre de referentes como Ray Brown, John Clayton o Lenny Niehaus. Su regreso a la capital grancanaria, una década después de su último visita en el 17ª Festival Internacional Canarias Jazz & Más, embarca en este viaje a los músicos Andrew McCormack (teclados), Quentin Collins (trompeta), Brandon Allen (saxo) y Chris Higginbottom (batería), con quienes ha publicado su último álbum, In Transit (2017).

¿Cómo se perfila el repertorio de su concierto en el Pérez Galdós y qué espacio ocupará su último disco, In Transit ?

El repertorio se centrará, sobre todo, en la música de este álbum, In Transit, que interpretaré con la misma banda con la que grabé el disco y con quienes, además, he estado trabajando durante bastante tiempo. Pero también dejaremos espacio para abordar algunos otros temas de mis álbumes anteriores.

¿Cómo define In Transit y en qué medida comporta un cambio de registro con respecto a sus trabajos anteriores?

Siento que este álbum es un regreso a mis raíces en el jazz. Me siento profundamente influenciado por el jazz de las décadas de los 50 y 60 y, en este sentido, In Transit se compone de algunas canciones de mis compositores preferidos de todos los tiempos y, por otra parte, de canciones originales propias, pero envueltas en el aroma de esa época.

¿En qué dirección diría que ha evolucionado su repertorio a lo largo de los años?

A lo largo de mi trayectoria he explorado distintos estilos de jazz pero, en los últimos años, he querido centrarme en crear y fortalecer mi música original y el estilo propio de mi banda, con la que he grabado todos mis últimos discos.

A su juicio, ¿el jazz goza de buena salud en EE UU?

Creo que hay grandes músicos en Estados Unidos, sin duda, al igual que en Europa, que mantienen viva la música, con creatividad y calidad, a pesar de que la industria de la música haya sufrido un temporal en los últimos años. Además, creo que en estos tiempos han proliferado grandes festivales de jazz, lo cual abre nuevas y buenas oportunidades para tocar en Europa, donde el jazz es un género muy apreciado y respetado, sobre todo, en países como Francia o España. Para mí, siempre es un placer interpretar para el público europeo.

En concreto, ¿qué le atrae de la escena del jazz en España?

Yo amo actuar en España. El Festival de Jazz de Vitoria me parece una maravilla, al igual que los festivales de Barcelona y San Javier. También debo decir que guardo un gran recuerdo de la vez que actué en Canarias, en 2008, como parte del cartel del Festival Jazz & Más. Sobre todo, recuerdo lo maravilloso de sus paisajes y su gente.

Como amante de la música y del cine, ¿qué le hizo decantarse por la primera?

Me crié escuchando jazz a todas horas en casa de mis padres, que son grandes entusiastas de la música y, desde pequeño, empecé a tocar distintos instrumentos por diversión. Primero, el piano; luego, la guitarra y, después, el bajo eléctrico. Cuando cumplí 18 años empecé a tomarme la música más en serio y, de manera intuitiva, me encaminé hacia ello profesionalmente.

¿Y cómo define hoy su relación con el cine?

Yo crecí viendo mucho cine y también viendo a mi padre rodar sus películas. Siempre me ha interesado la forma en que se hacen las películas, desde el punto de vista de la dirección y de la interpretación hasta la fase de edición y de montaje, incluyendo el sonido y la música. Durante un tiempo, creí que acabaría siendo director de cine, pero la música siempre fue una tentación enorme. Y decidí tomar ese camino.

¿Le resultó un reto componer las bandas sonoras de las películas de su padre?

Siempre es un reto componer una banda sonora, porque tienes que crear una partitura que apoye y complemente con naturalidad la imagen en pantalla y que, además, concuerde con la idea del director. El proceso es muy diferente al de componer tus propios álbumes de jazz, donde dispones de muchísima más libertad. Sin embargo, debo reconocer que me gusta mucho el reto.

Tras su paso por Gran Canaria, ¿cuáles son sus próximas paradas?

Espero regresar a Estados Unidos para componer canciones para un nuevo disco, una vez que termine nuestra gira por Europa, así que espero poder lanzar un nuevo trabajo a lo largo de 2019 .

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