El corazón de Europa, en un paraje de menos de 200 kilómetros de diámetro, acoge una de las zonas más sorprendentes del Viejo Mundo en donde se erigen ciudades entre multitud picos montañosos de tres mil metros de altura.

Encajada entre la majestuosidad de los Alpes y bañada por el río Salzach, no solo es un museo a cielo abierto de maravillas barrocas. La ciudad de sal, como bien indica su nombre, es todo un espectáculo en sí misma en el que la música impregna cada rincón y el cine y la literatura han dejado una estela profundamente romántica. Al igual que su gran influencia italiana, que la ha llevado a coger el apodo de la Roma del Norte.

Su encanto y el alto valor histórico contribuyeron a que la UNESCO declarara su pequeño casco antiguo patrimonio de la humanidad, dando lugar a una de las ciudades más bellas de Europa. Ofrece un tranquilo paseo entre edificios barrocos y palacios medievales salpicados de restaurantes y tiendas en donde la artesanía y el lujo parecen haber escapado del efecto de la globalización que domina otros centros históricos.

Es una de esas ciudades que no están hechas para la gente que no disfruta comiendo. Si uno está a dieta es mejor que visite otro lugar. Porque la conocida como La ciudad de la música es también una urbe para los profesionales de la buena mesa. Las tabernas son una religión, es donde se desarrolla gran parte de la vida social. Y ninguna clase de buena mesa puede apreciarse si no va acompañada de un buen trago. Cuenta con cristalinas aguas de manantial con las que se elaboran todas sus bebidas: desde los zumos de frutas hasta licores caseros. Y si bien, la región no destaca por sus vinos, sí lo hace por sus cervezas.

Pero sin duda si algo destaca en esta ciudad es su música. Para eso un tal Wolfgang Amadeus Mozart nació en una de sus casas hace más de 260 años. Las Mozartkugeln (bolas de chocolate negro rellenas de mazapán, pistacho y pasta de avellanas), los patitos Mozart para el baño, el helado de Mozart: No hay nada que no tenga el famoso retrato del gran hijo de la ciudad.

En la actualidad alberga una amplia oferta cultural centrada en festivales musicales y otros eventos muestran que es un destino apropiado e irresistible para los amantes de la música clásica y la cultura europea en general. Música de ópera, ciclos de conciertos, festivales, teatro, literatura, danza, exposiciones y fiestas tradicionales que convierten a Salzburgo en una zona para pasar unos días en verano, gracias en parte a su privilegiada situación geográfica.