La reconversión de una barrera en punta de lanza o de una frontera en trampolín, puesto que la superación consiste en saber bailar con las propios límites, marca la línea por la que transita el laureado espectáculo de danza Mulïer, de la compañía valenciana Maduixa Teatre. Esta propuesta original, experimental y arriesgada rinde homenaje a la identidad de las mujeres y a su trayectoria de lucha y resiliencia, que adquiere su máxima significación en este contexto en que las mujeres toman la calle para reventar los márgenes de la historia y redibujar los renglones en los que avanzan sus pasos.

Este ideario feminista se proyecta en este singular espectáculo de danza liderado por cinco bailarinas sobre zancos, que, entre desafíos a la gravedad y el movimiento, se ha alzado con una ringlera de premios desde su estreno en 2016, incluyendo dos Premios Max en 2017 en las categorías de Mejor espectáculo de calle -que estrenaba apartado ese año- y Mejor composición musical para espectáculo escénico.

Mulïer se sube el escenario del Teatro Cuyás en una única función abierta al público general, mañana, sábado, a las 18.00 horas, después de representar cuatro funciones escolares a lo largo de esta semana en el marco de su proyecto pedagógico Teatrae, patrocinado por la Fundación Mapfre Guanarteme.

Emancipación

El fundador y director de la compañía, Joan Santacreu, dirige este viaje de opresión y emancipación en clave coreográfica que interpretan las bailarinas Laia Sorribes, Lara Llávata, Melissa Usina, Esther Latorre y Ana Lola Cosin, donde los zancos simbolizan a un tiempo la frontera y el trampolín.

"Cuando se pusieron los zancos por primera vez, todas se bloquearon e, incluso, hubo algún llanto, porque se dieron cuenta de que estaban totalmente atadas y que era casi imposible bailar con ellos", revela Santacreu. "Pero es que, precisamente, lo que se buscaba era reflejar ese proceso de contención y de liberación a lo largo de la obra, porque, en un principio, las bailarinas están atrapadas, no pueden moverse libremente en el espacio ni salirse de la coreografía, porque todas forman parte de esa opresión, hasta que, poco a poco, cada una se va liberando".

El artífice de la pieza admite que el proceso de creación de Mulïer comportó "un entrenamiento muy duro, muy disciplinar e, incluso, militar, para ellas". "Las cinco son bailarinas de danza contemporánea y clásica, así que nunca se habían subido a unos zancos antes, pero no buscábamos bailarines zancudos para el espectáculo porque queríamos el nivel de danza que tienen estas intérpretes".

En riguroso uniforme gris perla y trenza espiga, las bailarinas encarnan una danza acompasada al milímetro dentro de la tiranía de sus ligaduras, pero que, poco a poco, torna en vuelo. "Nuestra idea era construir una obra donde la mujer fuera la protagonista", sostiene Santacreu, "así que investigamos los límites físicos que plantea la danza para explorar la identidad femenina a través del juego corporal con el equilibrio y el movimiento". "Y con el plus -o handicap- de los zancos", añade.

A este respecto, el director reconoce que "quizás Mulïer haya sido uno de los trabajos más difíciles de la compañía". "En primer lugar, el proceso de búsqueda que hemos emprendido ha sido complejo, porque apenas existen referencias de propuesta similares en las que inspirarse, así que hemos tenido que crear todo desde cero e investigar muchísimo", apunta. "Y por otra parte, se trata de un espectáculo que requiere un gran sacrificio por parte de las intérpretes, que se preparan mucho durante todo el año porque, si no, no se podría llevar a término este espectáculo".

A pesar de su faceta innovadora, Mulïer luce el sello distintivo de la compañía en su multidisplinariedad, donde la música compuesta de forma específica para cada escena a cargo de Damián Sánchez -premiado por este trabajo en numerosas ocasiones- arropa la puesta en escena, que se sustenta, sin texto, en el gesto, la emoción y el movimiento. "El público nos identifica siempre por la mezcla de varias disciplinas; en especial, por combinar la danza con las imágenes audiovisuales", señala el director. "Y en el caso de Mulïer, hemos combinado la danza con la altura, y con la poética visual que crean las bailarinas".

Este tributo a la historia de las mujeres y su derecho inapelable a bailar y correr en libertad ha cruzado océanos en los últimos tres años con paradas en más de 15 países, como Taiwán, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Corea del Sur o Polonia. "Lo cierto es que el público se emociona en todos los países por igual y, para nosotros, es muy gratificante, por todo el sacrificio que lleva detrás para las protagonistas", expresa el director.

Además, este recorrido internacional ha englobado representaciones tanto en teatros cerrados como a pie de calle, con una acogida muy entusiasta por parte del público y de la crítica en ambas vertientes. El espectáculo se prolonga casi una hora sobre el escenario y se condensa en 30 minutos a cielo abierto. "En la compañía nos gusta pensar que, más que diferenciarse, ambos formatos se complementan", revela el director, pues "el mismo público que ha visto las dos propuestas nos dice que no se pueden comparar: por un lado, la calle te permite observar los movimientos y expresiones de las intérpretes a apenas un metro de ellas, mientras que, por otro lado, la sala te permite disfrutar de la obra con una buena iluminación y en silencio". Precisamente, Santacreu destaca que muchas ciudades ha programado ambos formatos de Mulïer, registrando llenos absolutos en los dos casos.

Encuentro

Asimismo, la función única de Mulïer que acoge mañana el Cuyás culmina, a su término, con un encuentro de las protagonistas con el público. Se trata de una iniciativa auspiciada por la propia compañía a tenor de las respuestas emotivas que han transmitido los espectadores a lo largo de las funciones. "Por suerte, el espectáculo emociona muchísimo al público y plantea muchas cuestiones; no sólo a las mujeres, que se identifican con la obra por la temática, sino también a los hombres, porque Mulïer es un espectáculo muy golpeador y muy potente, tanto a nivel visual como emocional", concluye Santacreu.

Con todo, también cabe recordar que Mulïer se articula como un espectáculo de danza familiar, con distintos precios para niños (menores de 14 años) y adultos. Las entradas pueden adquirirse en el portal de venta de entradas de LA PROVINCIA, en la página web entradas.laprovincia.es, así como en la taquilla física o en la web del Teatro Cuyás.