Todos los años pasa igual: nos proponemos una o varias metas que alcanzar a lo largo de los siguientes 12 meses y casi siempre todo termina en poco más que buenas intenciones. Pero mira por dónde que la tecnología puede, una vez más, ayudarnos en el día a día. En este caso con los propósitos de año nuevo.

Lo primero que hay que tener claro es que, tal y como dijo en su día Jen A. Miller en el NYT, los objetivos deben ser específicos, cuantificables, realizables, relevantes y alcanzables en un plazo de tiempo concreto.

Una vez tenemos claros esos parámetros, es hora de tirar de la tecnología para conseguir nuestro -o nuestros- objetivos de año nuevo.

Ponerse en forma

Empezar saliendo a caminar para evolucionar al trote y terminar corriendo es una excelente forma de ponerse en forma. Para ello son clave unos buenos auriculares inalámbricos para escuchar la radio, un buen podcast o nuestra música favorita. Un reloj inteligente o una pulsera de actividad serán fundamentales para controlar nuestra evolución y motivarnos en el proceso. Existen además muchas aplicaciones de ejercicios de alta intensidad que nos ayudarán, o videojuegos como Fitness Boxing que son auténticos quemagrasas.

Perder peso

Un robot de cocina nos permitirá comer de forma más saludable ya que cocinaremos en menos tiempo y evitaremos alimentos procesados. Nos permitirá crear platos que requieren horas de preparación en tan solo minutos.

Una batidora de vaso de calidad nos acercará al mundo de los zumos y los batidos de proteínas, cereales o verduras. Hay vida más allá de la fruta...

Más propósitos difíciles

Dejar de fumar es otro de los grandes -y difíciles- retos que uno se pone cada año. Hay muchas aplicaciones que usando la gamificación ayudan a conseguirlo. Eso sí, para muchos fumadores los parches o chicles de nicotina siguen siendo imprescindibles. Ahorrar un poco de dinero, viajar por el mundo y aprender inglés son propósitos más fáciles de conseguir si se utilizan las aplicaciones adecuadas. Lo bueno de estos tres objetivos es que todos están interrelacionados: si ahorramos podremos viajar más y así poner en práctica nuestro inglés. ¡Vivan las apps!