La memoria del amor fue la tinta con que el novelista Miguel Delibes puso por primera vez palabras, diecisiete años después, a la pérdida prematura de su esposa, Ángeles de Castro, "una mujer que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir". La pena le conminó a parapetarse detrás del personaje de un prestigioso y afligido pintor, Nicolás, quien, en plena crisis creativa, desgrana los recuerdos de su matrimonio a su hija mayor en un bellísimo monólogo titulado Señora de rojo sobre fondo gris (1991). Este emocionante retrato, trufado de anécdotas y detalles sobre quien fuera el amor de su vida, recorta a un tiempo el paisaje de la España en blanco y negro del franquismo, que esa prosa tan humana de Delibes sazona con verdades dolientes como la de este párrafo: "Es ahora cuando deploro mi mezquindad, que es algo que suele suceder con los muertos: lamentar no haberles dicho a tiempo cuánto los amabas, lo necesarios que te eran (...) porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales".

Miguel Delibes falleció en 2010 aferrado a la negativa de ponerle rostro a su gran herida y, aunque autorizó a la editorial Destino a publicar este texto a solo tres años de su muerte, negó a Pilar Miró su petición de filmarlo. Sin embargo, José Sacristán, uno de los actores imprescindibles de la escena española, quiso ser Nicolás y desnudar en escena la palabra y la verdad de quien fuera no solo su maestro sino, además, un buen amigo. Junto al director José Sámano, fallecido hace tres meses, ambos batallaron por el consentimiento de los hijos del escritor y, a sus 82 años, Sacristán se enfrenta al primer monólogo teatral de su extensa trayectoria con una de las interpretaciones más conmovedoras de esta temporada, que, además, coincide este año con la celebración del centenario del nacimiento de Delibes.

"En pocas ocasiones se dan estas circunstancias para un actor: va a ser muy difícil que yo encuentre un texto de esta belleza y que, además, contenga la emoción de estar recordando en cada momento lo que atravesó este hombre formidable que se llama Miguel Delibes", manifestó Sacristán en una entrevista reciente publicada en este diario con motivo de esta obra, que programa este fin de semana el Teatro Cuyás.

Ambas funciones han agotado todas las localidades desde hace semanas, pero solo la intrahistoria que respira dentro de esta historia merece volver a ser contada en el contexto de un año que reivindica el legado del autor de Cinco horas con Mario (1966). Precisamente, Ana, la luminosa protagonista de Señora de rojo sobre fondo gris -trasunto de su esposa Ángeles- constituye el reverso de Carmen Sotillo, la viuda áspera de Cinco horas con Mario, que interpretó la gran Lola Herrera en este mismo teatro grancanario, en este mismo fin de semana hace hoy un año, y donde también se agotaron todas las entradas. En este sentido, el centenario de Delibes no ha podido arrancar con mejor homenaje, con salas llenas y ávidas por escuchar esta íntima lección de humanidad en sus propias palabras, y con el rostro de Sacristán, en el que, según confesaba sobre este fondo blanco, podría ser el último papel de su vida.