El enigma perenne del pesquero Fausto, aquella embarcación desaparecida en 1968 en plena ruta entre las islas de El Hierro y La Palma con cuatro tripulantes a bordo, anuda el conflicto principal de la obra Proyecto Fausto, pero sirve también de marco argumental para explorar otras realidades, desde el desgarro de la pérdida y los estragos de la manipulación informativa hasta las propias costuras del teatro.

Esta producción de Delirium Teatro, basada en un texto del dramaturgo palmero Antonio Tabares, coincide con la celebración del 35º aniversario de la veterana compañía tinerfeña, que desembarca este fin de semana en el Teatro Cuyás con este aclamado buque insignia. "Creo que, con la experiencia de haber montado tantos espectáculos a lo largo de todos estos años, en Proyecto Fausto coinciden muchas de nuestras maneras de hacer y de entender el teatro, y representa muy bien a lo que nosotros aspiramos", apunta Severiano García Noda, director del montaje y miembro fundador de Delirium Teatro.

Y es que Proyecto Fausto reconstruye aquella tragedia real que fracturó a cuatro familias de Tazacorte y El Paso en la isla de La Palma, y que estremeció al imaginario colectivo de Canarias. Pero en escena, además, trasciende sus propias estructuras narrativas para desdibujar la realidad y la ficción, en consonancia con el caudal de incoherencias y contradicciones que regaron aquel suceso en el centro de la incertidumbre.

En una puesta en escena minimalista, un aplaudido plantel de cuatro actrices, integrado por Irene Álvarez, Lioba Herrera, Carmen Hernández y Soraya González del Rosario, junto al acordeonista Pablo González Pérez, se desdobla en escena para encarnar la desesperación de las cuatro mujeres de los tripulantes desaparecidos, pero también a los mismos tripulantes desaparecidos, e incluso rompen la cuarta pared para cuestionar la totalidad del relato e interpelar a los espectadores en un ejercicio de metateatro.

Distinguida con cinco Premios Réplica en 2018, otorgados por la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de Canarias, Proyecto Fausto forma parte del 48º Cuaderno de Espectáculos Recomendados por la Comisión de Teatro de La Red Española de Teatros. Esta exitosa acogida se suma a una larga trayectoria de reconocimientos y premios que jalonan el recorrido de Delirium Teatro, que incluye varias nominaciones a los Premios Max de las Artes Escénicas y que tuvo uno de sus grandes hitos con La punta del iceberg, un thriller laboral intachable escrito por Tabares, que cruzó el Atlántico e incluso conquistó la gran pantalla bajo la dirección de David Cánovas, con Maribel Verdú y Carmelo Gómez como protagonistas.

Así, con casi una treintena de espectáculos a sus espaldas, Delirium Teatro sigue hilando tramas y levantando producciones escénicas "desde Canarias para el mundo", donde confluyen una exhaustiva investigación teatral; una perspectiva crítica y lúdica sobre el hecho escénico y, en palabras de García Noda, "un gran amor a la profesión". "Por eso hemos resistido tantos años", apunta, "porque cuando uno acomete un proyecto teatral es tanto el riesgo que tiene que tener en cuenta muchísimos factores, porque somos muchos y el mercado es complicado".

A este respecto, el director teatral señala que "siempre que te adentras en el terreno del drama, los ingresos se reducen; aunque siempre hay excepciones, hay algo de que la gente quiere reírse por encima de todo". "Luego, cuando el público rompe ese prejuicio y se emociona, lo agradece muchísimo. Y confirmas que el riesgo merece la pena". Por otra parte, la línea de colaboración entre Delirium y Tabares se retrotrae a 15 años atrás y su consolidación demuestra la fecundidad y fluidez de este binomio artístico. "Para nosotros ha sido fundamental la colaboración con Tabares", revela el director. "En el caso de Proyecto Fausto, nosotros le encargamos el texto y empezamos a trabajar la puesta en escena, lo que significa que nos enriquecimos mutuamente durante el proceso, y eso se refleja en el resultado".

Con todo, desde el conocimiento del sector desde dentro, el director coincide en que "el gran reto del teatro canario sigue siendo saltar el charco, cruzar las fronteras". "No tenemos todavía el apoyo suficiente para poder conseguirlo ni nuestras condiciones como empresa nos permiten tener esa figura del distribuidor que nos permita acceder a más funciones fuera de Canarias", apunta. "Nosotros nos sentimos acogidos y apoyados por nuestras instituciones, pero hay un gran problema para poder movernos fuera". De hecho, pese a sus numerosos premios y recomendación estatal, Proyecto Fausto cuenta con una única representación prevista en la península este 2020, que tendrá lugar en noviembre en Éibar (País Vasco).