A lomos entre la sátira social y la búsqueda de la belleza, la nueva creación teatral de la mítica compañía Els Joglars pone contra las cuerdas la naturaleza del procés independentista en su tierra originaria a través de la defensa de los valores renacentistas que encarnara el artista modernista catalán Santiago Rusiñol.

Bajo el título Señor Ruiseñor, el ejercicio humorístico más personal de Els Joglars, que exhibe este fin de semana el Teatro Cuyás, en la capital grancanaria, enarbola "la reivindicación de la patria del arte como patria universal frente a las patrias identitarias", apunta la actriz Dolors Tuneu, co-autora del texto junto a Ramon Fontserè y Alberto Castrillo-Ferrer, bajo la dirección de este último.

Por su parte, los dos primeros integran el reparto junto a Juan Pablo Mazorra, Rubén Romero, Pilar Sáenz y Xevi Vilà, que insuflan vida a una trama situada en el denominado Museo Rusiñol, que ofrece visitas teatralizadas en su interior pero que, sometido a la barbarie de un nuevo mundo marcado por los fanatismos nacionalistas, se ve abocado a su reconversión en un Museo de la Identidad.

Este conflicto entre dos mundos antitéticos toma como referencia los valores de la verdad, la virtud y el arte que representaba Rusiñol para denunciar a través del humor el auge de los nacionalismos, en general, y el fenómeno del procés independentista catalán, en particular. "Para nosotros, Rusiñol representa una época que consideramos desaparecida hoy en día y que se refiere a una Barcelona muy cosmopolita, abierta a Europa y al mundo, en contraposición al momento actual, porque todos los nacionalismos se miran el ombligo y atentan contra los conceptos de vida libre", apunta Tuneu.

En esta línea, la actriz y autora destaca que la pieza confronta "lo grotesco" y "lo bello" para "representar estéticamente estas dos miradas sobre el mundo", y que, en ambos casos, se exhiben atravesados por el sentido del humor que vertebra el universo creativo de esta veterana compañía. Sin embargo, Señor Ruiseñor constituye un caso único en el legado de Els Joglars, dado que su mismo sello satírico ha comportado la censura de su libertad creativa en la propia Cataluña. "Esta obra sí que añade para nosotros un plus a lo que es el simple hecho teatral y que es como una especie de catársis", admite Tuneu. "En Cataluña tenemos muy pocos bolos y nos cuesta mucho trabajar desde hace tiempo, pero nosotros defendemos que es muy higiénico abordar las tragedias o situaciones más complejas a través del humor. Y en el caso del procés independentista, nos permite quitarle peso a esa solemnidad tan tremenda que ha inundado y nos ha inundado a todos", añade.

En este sentido, Señor Ruiseñor constituye a un tiempo la catarsis humorística y el emblema estético de Els Joglars, que, pese a su escasa representación y difusión en Cataluña, "nos permite, como mínimo, seguir divirtiéndonos en escena, que es donde nosotros sabemos movernos y contar las cosas".

Junto a un goteo de ciudades por todo el país, su gira ha pasado en territorio catalán por Canovellas, Hospitalet de Llobregat y enfila una tercera función en Tarragona a finales de este mes. "Aunque es muy poco, lo que sí es cierto es que la reacción ha sido muy, muy buena y ver el público en pie ha sido muy emocionante y muy satisfactorio", revela la actriz. "Creo que, en Cataluña, ese plus de reacción catártica positiva es todavía mayor, porque hay una sensación casi de resistencia en el público y que es de complicidad, de no estar solos, que es lo que a veces provoca quien no se encuentra en el bando mayoritario o ganador. Y se agradece muchísimo", añade.

Con todo, Tuneu advierte que "sería maravilloso poder reírnos de esto en la propia Cataluña como catalanes a través de un personaje también catalán y en torno a un conflicto catalán". "Pero seguimos defendiendo que Cataluña es muchas cosas, no es solo el procés y el nacionalismo, sino que hay muchos más colores, que es lo que también nosotros intentamos reivindicar con este Señor Ruiseñor".