Humor

"Mi fama de buen chico no es muy real"

"Los humoristas de Canarias nos lanzamos todos los años al vacío presentando un espectáculo nuevo", manifiesta el humorista

El humorista lanzaroteño Kike Pérez.

Kike Pérez aporta nuevas ideas a su monólogo de humor. El cómico lanzaroteño ofrecerá el espectáculo Pólvora mañana sábado, a las 18.00 y 20.30 horas, en el Teatro Guiniguada, donde mostrará una faceta más real de si mismo, no tan noble, que sorprenderá a muchos seguidores. El cómico lanzaroteño ha incrementado su fama tras su paso por el programa Late Motiv de Buenafuente, en Movistar +, el pasado mes de febrero, y al que volverá el próximo 20 de abril.

¿Cuáles son las sorpresas principales que muestra en Pólvora ?

La idea esencial es que, después de muchos shows, he reflexionado sobre que estaba creando una imagen de mí que no era demasiado acorde con la realidad. Por eso he intentado mostrar la parte mala de cada uno de nosotros. Hilo una serie de anécdotas en las que demuestro que yo también he actuado de mala idea, con picardía, o de mala fe, porque tenía la sensación de que en los últimos años me había generado una imagen no exacta de buen chico.

¿Entonces usted va a ser el primer artista que se desacredita ante su propio público?

Más o menos es eso. Será una hora de descalificación autoinflingida. Lo principal en lo que me baso en que ni siquiera mi familia pensaba que esto iba a salir bien porque los que realmente me conocen, a quienes homenajeo, son quienes son conscientes de esas partes de mi que no muestro en las redes sociales y ante el público. Siempre digo que ojalá mi madre estuviera sentadita asintiendo todas las cosas que digo para dar fe de las gamberradas.

¿Pero se mantiene la esencia de su puesta en escena?

La esencia es la misma. Aunque las ideas cambien y lo que intento sea innovar un poco para mostrar otros puntos de vista o perspectivas, la esencia no cambia porque es puro yo, que es lo que la gente reconoce en el escenario, que es buscar el hilo conductor para intentar transmitir algo a través de las anécdotas y las historias más cercanas posibles a la realidad.

¿Y se puede afirmar que ese es el método de trabajo que caracteriza a los humoristas canarios de su generación?

Sí, nosotros tenemos un referente muy grande y cercano que es Manolo Vieira y quien más y quien menos, todos nosotros hemos aprendido todos de él. Siendo tan diferentes, con sus respectivas habilidades y herramientas, se nota cómo él impregnó en todos nosotros su estilo. Todo esto se puede comprobar por el hecho de que el perfil del humorista canario es el de un cuentahistorias, no el de un cuentachistes, ni de alguien que hile un gag con otro, sino de alguien que te cuenta la vida de forma divertida.

¿Su paso por el programa de Buenafuente le ha abierto nuevos contratos o posibilidades de actuar en más escenarios de la Península?

En eso estamos. Lo de ir a Late Motiv, al que ahora vuelvo el 20 de abril, ha sido casi la punta del iceberg porque desde hace tiempo llevamos haciendo un trabajito de ir a la Península, e íbamos para invertir más que a ganar dinero. Viajábamos a Madrid, Sevilla o Barcelona buscando público poquito a poco y haciendo ver que el humor canario es tan universal como otro cualquiera. Un trabajo de hormiga que obtiene resultados gordos y bastante visibles como el ejemplo de Buenafuente porque ellos están pendientes de lo que hacemos aquí. Salir en ese programa dispara la visibilidad de un artista, evidentemente, pero la oferta sigue siendo la misma. Y esta se reduce básicamente a ir a los teatros y actuar. Pero todavía no tenemos la fuerza suficiente para que las instituciones nos contraten o para hacer una gira. Pero, cierto, seis minutos de televisión te dan para que la gente al menos conozca tu carita.

¿Cuáles serán sus próximos proyectos artísticos?

El 14 de abril se estrena una serie en la que he trabajado para TVE con el título de Plaza. Fue grabada en octubre en Sevilla y se estrena en la plataforma de TVE. También un programa de Late night que dirigirá David Suárez para el próximo 14 de marzo y otros tipos de proyectos.

Una de las características de sus shows era la interacción continua con el público.

Sí, es algo que me identificaba al principio, pero que lo he ido rebajando con el tiempo. Realmente me di cuenta que eso era un síntoma de inseguridad, que no confiaba en mi texto y en mi chiste. Hacía eso porque realmente me apoyaba en el público. Pero me he ido asentando y he dejado al público tranquilo y que disfrute.

Otro detalle que se relaciona con sus espectáculos es su recurso de quitarse la camiseta.

La camiseta es otra cosa que la gente espera de mí. La mantengo, aunque cada vez menos. Es también demostrar que no hay que recurrir a otros elementos, que no es necesario más allá de tu ingenio para hacer reír.

¿Cree que hay mucha diferencia entre el público canario y el de la Península en el humor?

En Canarias el público te obliga a estrenar un show cada año. A los peninsulares no les ocurre tanto eso. Pero nosotros, los humoristas de las Islas, nos lanzamos cada año al precipicio con una idea nueva.

¿Le ha pasado que algún gag que usted consideraba genial no hiciera gracia finalmente y viceversa?

Los estrenos son incertidumbre porque lo que te hace gracia en tu casa el público no se ríe y al revés.

¿Cuánto en su show está todo bien atado y amarrado y cuánto hay de espontaneidad?

Hay un 90 % de preparación y un 10 % de improvisación. Pero la dinámica te suele hacer pensar que estoy improvisando y la naturalidad hace creer a la gente que es todo espontáneo. Pero el 90 % es algo que tengo bien amarrado.

¿Qué anécdota más alucinante le ha ocurrido?

Me han ocurrido muchas. En un pueblo vi cómo las caras del público cambiaban de la risa a la incertidumbre. Miro detrás y la presidenta de la comisión de fiestas anunciaba la matrícula de un coche mal aparcado. O el monólogo que conté en Buenafuente cuando me destrocé la rodilla.

¿Cuáles son sus fuentes?

La vida en general. Salir viviendo y recopilando las historias para contar a la gente. Pero no suelo nutrirme de actualidad, solo tomar un café, hablar con lo amigos.

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