Dice el director ejecutivo de Apple que todos los días se levanta a las cuatro de la mañana. Todos. De lunes a domingo. No es el único. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, escribió en su libro que apenas necesita cuatro horas de sueño. Y otros como la actriz Jennifer Aniston asegura que se despierta a eso de las 4:30 am. Misma hora en la que Michelle Obama llega al gimnasio.

Defienden que a esas horas su productividad aumenta por la ausencia de ruido social (nadie comunicándose con ellos ni actividad susceptible de distraerles).

A ello se suma que la corriente de moda entre muchos emprendedores pone en valor la idea de que comenzar el día en plena madrugada, durmiendo menos tiempo de lo recomendado, nos hace rendir más y mejor. Sin embargo, no hay evidencias científicas que demuestren que la gente exitosa descanse menos. De hecho, varios estudios lo desmontan. Si algo está claro es que, aunque haya quienes necesiten dormir menos y pese a que unas personas rinden mejor por la noche que por la mañana, no se puede engañar al reloj biológico.

Los expertos recomiendan entre siete y nueve horas de sueño diarias. La clave para ser eficaces es haber disfrutado de un buen sueño. Por tanto, la hora ideal para despertarnos y ser más productivos no tiene por qué ser las 5 o las 6 de la mañana, sino el momento en que nuestro reloj interno refleje que hemos dormido lo suficiente y que toca ponerse en pie.

De lo que sí hay evidencias científicas es de los perjuicios que tiene para la salud dormir mal. Una noche de sueño escaso o revuelto puede provocar cansancio, tristeza o emociones negativas. Si esto se prolonga durante cierto tiempo, el Laboratorio del Sueño y Prevención de la Salud indica que puede ser causante de "depresión, ansiedad o estrés".

Así lo señaló también una investigación de la Universidad de Chicago. Un equipo de expertos monitoreó a un grupo de personas que dormía solo cuatro horas cada noche durante seis días seguidos. Observaron cómo aumentaban rápidamente los niveles de cortisol (la llamada hormona del estrés).

Estrés que en poco o nada contribuye a rendir mejor. Un grupo de investigadores de la Universidad de Pensilvania y la Facultad de Medicina de Harvard descubrieron a este respecto que los tiempos de reacción en tareas cognitivas se reducían de forma drástica en las personas que dormían de cuatro a seis horas. "Presentaron un déficit en el desempeño cognitivo equivalente a hasta dos noches de privación total del sueño", señalaron.

Además de consecuencias psicológicas, la falta de sueño también puede perjudicar a la salud física. Dormir poco se asocia a una mayor probabilidad de padecer obesidad, diabetes o riesgo cardiovascular, según distintos estudios.

En España, un estudio llevado a cabo en 2019 por la consultora Torres y Carrera reveló que cuatro de cada 10 españoles se sienten cansados a diario. De los 3.000 encuestados, el 52% achacaba la fatiga a la mala calidad o directamente a la falta de sueño.

Así, para dormir mejor los expertos aconsejan enfriar la habitación, irse a la cama a la misma hora cada día y procurar despertarse también a la misma hora (en la medida de lo posible), y usar la cama únicamente para dormir y tener relaciones sexuales pero no para ver series o revisar el correo electrónico.

Finalmente, se ha de tener en cuenta que el ejercicio físico contribuye a dormir mejor, al igual que evitar comidas abundantes o la ingesta de alcohol antes de dormir.