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Día Mundial del trastorno bipolar

"Era como si mi cerebro fuera a explotar y pensé que me pasaba algo"

La predisposición genética es clave

Asociaciones y pacientes indicen en que el diagnóstico precoz es clave.

Eran las tres de la madrugada y Marcos (nombre ficticio) sentía que la energía le desbordaba y ni siquiera tenía la necesidad de dormir. Ni rastro de sueño. "Era una sensación muy fuerte, de hiperactividad, como si mi cerebro fuera a explotar, ahí pensé que algo me pasaba", recuerda. Tenía 35 años y fue por su propio pie al hospital para luego saber que lo que le pasaba era un episodio maníaco. Le diagnosticaron trastorno bipolar. De eso hace ya 10 años y ahora Marcos ha aprendido a convivir con su enfermedad, a llevar una vida tranquila y fuera del estrés que, dice, es lo que provoca los episodios maníacos o depresivos, los dos protagonistas de esta enfermedad mental.

El trastorno bipolar es invisible. Como no se ve, parece que no existe. Y si, además, implica un estigma social grande, todavía menos. Hoy, 30 de marzo, se celebra el Día Mundial del Trastorno Bipolar, una enfermedad crónica que afecta al 1,2% de la población (una de cada cien personas la sufre) y que se basa en extremos. Así lo explica la presidenta de la Asociación Valenciana de Trastorno Bipolar (Avtb), Isabel Gómez: "Consiste en un descontrol en el estado de ánimo, puedes subir hasta una cima emocional o bajar hasta los infiernos», pero no son emociones fundamentadas «tienes alterada la percepción de las cosas y la estabilidad de ánimo se pierde".

Se trata con terapia y farmacología y no tiene género, edad, ni estrato social, "ni siquiera una causa única", razona Gómez. Aunque se ha demostrado que la predisposición genética es clave a la hora de explicar el origen de un trastorno bipolar, el desencadenante puede venir de diversas fuentes. Una primera impresión de "desorientación emocional" hace saltar las alarmas.

Escuchar, orientar y derivar

Es importante un diagnóstico precoz para un tratamiento temprano, dice Gómez, pues "la enfermedad no controlada desestructura la familia y el entorno". Según la campaña "#BipolarNoEsBroma" de Lundberk, el 50% de quien lo padece no está diagnosticado. En este sentido, la asociación se dedica desde hace décadas a tratar con familiares y enfermos, a "escuchar, orientar, derivar y conocer los recursos".

El estigma acompaña a esta enfermedad. Un 45% de los enfermos se ha sentido discriminado en su vida. El rechazo social está ahí, pero también el "autoestigma" de los pacientes "por culpabilizarse", dice Gómez. "Si hay estigma es porque hay ignorancia. Lo desconocido es lo estigmatizado y, en ese sentido, el rechazo se sana con conocimiento y no con victimismo". El tratamiento farmacológico es importante, pero el problema es que no siempre se encuentra el adecuado para cada caso. "Es importante seguir el proceso e ir adaptando la medicación a las necesidades del paciente".

Marcos coincide y pone en valor la figura del psicólogo: "Lo más importante para mí es mas servicio de psicología. Los psicólogos y los psiquiatras han de ir de la mano y hay pocos recursos en el servicio publico", apunta. Y detalla que la psicología es "clave para llevar una vida eutímica", es decir, una vida anímica equilibrada. Además, para llegar a esa "estabilidad", Marcos hace referencia a la importancia de tener rutinas de sueño y ser plenamente consciente de la enfermedad, "si no, es muy difícil aprender a manejarla". Dice que hace unos años se "mentalizó de su trastorno" y desde entonces ha simplificado su vida. "Vivo el día a día al detalle y busco la felicidad en cosas cotidianas", dice. Pero incide de nuevo en la importancia de visibilizar para despenalizar a la persona bipolar.

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