La ingesta como mínimo de una cucharada sopera diaria de aceite de oliva y mejor si es virgen, el equivalente a unos nueve gramos, tiene efecto protector frente al cáncer de mama. Numerosos estudios han dado fe en los últimos años del efecto protector del aceite de oliva, una joya de la dieta mediterránea, frente a diversas enfermedades y uno de ellos, referido en concreto al cáncer de mama, fue elaborado en Gran Canaria.

Uno de los primeros estudios que corroboró a partir de datos estadísticos el papel protector del aceite de oliva fue realizado por el departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y publicado en el año 2006. Sí, hace 15 años. El estudio de la ULPGC adquirió eco internacional tras ser publicado en la revista británica Public Health Nutrition

El trabajo, definido como un estudio de casos y controles, se realizó con el objeto de determinar factores de riesgo del cáncer de mama. En el grupo investigador, liderado por la profesora de la Universidad Politécnica de Valencia, Purificación García, también participaron Jorge Doreste, Luis Serra Majem, Almudena Sánchez y Francisco Santana.

Para el estudio, se emplearon datos de casos de cáncer de mama registrados en los cuatro hospitales universitarios canarios entre 1999 y 2001, contraponiéndolos a datos de control procedentes de la Encuesta Nutricional de Canarias (Enca). La muestra contó con un total de 755 mujeres, 291 correspondientes a casos con cáncer y 464 mujeres de control, sin la enfermedad.

Tras examinar sistemáticamente las costumbres nutricionales de unas mujeres y otras, distinguiendo las diferencias, los investigadores apreciaron que las mujeres con cáncer de mama consumían pocas grasas monoinsaturadas del tipo del aceite de oliva. También determinaron que a partir del consumo de cierta cantidad de estas grasas, el riesgo era menor.