La sal, principal fuente de sodio para el cuerpo humano, está asociada a a la hipertensión y a un mayor riesgo de cardiopatías y accidentes cerebrovasculares. El frenetismo del día a día ha llevado a la población mundial a cambiar sus hábitos de consumo. Alimentos procesados, preparados y grasas saturadas copan las dietas diarias, algo malo para la salud, entre otras cosas, por la cantidad de sal que contienen.

Esto, sumado a que las personas ya no consumen tantas frutas y verduras, claves en un alimentación saludable, hace que la gente esté carente de potasio, lo que contribuye a hacer bajar la tensión arterial.

Según la Organización Mundial de la Salud, la mayoría de las personas consumen demasiada, de 9 a 12 gramos por día en promedio, es decir, dos veces la ingesta máxima recomendada. En concreto, el organismo sugiere que se debe consumir menos de 5 gramos de sal al día, lo que equivale a una cucharilla de té.

Además, para los niños de 2 a 15 años, la OMS recomienda ajustar a la baja la ingesta máxima recomendada para los adultos en función de las necesidades energéticas.

Cómo reducir la sal en la alimentación

La propia organización propone una serie de pautas para limitar el consumo de sodio en la dieta diaria:

  • No agregando sal durante la preparación de los alimentos.
  • No poniendo saleros en la mesa.
  • Limitando el consumo de tentempiés salados.
  • Escogiendo productos hiposódicos (huevos, hortalizas, carnes, frutas...).

Mitos sobre el consumo de sal

  • Cuando hace calor y hay humedad, al sudar se necesita más sal en la alimentación. El sudor contiene poca sal y por lo tanto no es necesario agregar más incluso en los días cálidos y húmedos. Sin embargo, es importante beber mucha agua.
  • La sal marina no es mejor que la refinada por el simple hecho de que sea natural. Cualquiera que sea el origen de la sal, el sodio es el causante de problemas de salud.
  • La sal agregada en la cocción no es la fuente principal de la ingesta de sal. En muchos países, alrededor del 80% de la sal en la alimentación proviene de alimentos elaborados.
  • No se necesita sal para que los alimentos tengan un sabor apetitoso. El ajuste de las papilas gustativas lleva cierto tiempo, pero cuando uno se habitúa a que haya menos sal, es más probable que se aprecien los alimentos y que se reconozca una gama más amplia de sabores.
  • Los alimentos sin sal no tienen sabor. Tal vez sea cierto al principio, pero las papilas gustativas se van habituando a la disminución de la sal y es probable que uno acabe por apreciar los alimentos y encontrarles más sabor.
  • Los alimentos ricos en sal tienen un gusto salado. Ciertos alimentos ricos en sal no parecen tan salados porque a veces se les añaden otros ingredientes, como azúcares, para disimular el sabor. Es importante leer las etiquetas para conocer el contenido en sodio.
  • Solo las personas mayores se deben preocupar por la cantidad de sal que consumen. El hecho de consumir demasiada sal aumenta la tensión arterial a cualquier edad.
  • La disminución de la sal podría ser nociva para mi salud. Es muy difícil consumir muy poca sal, dado que está presente en gran cantidad de alimentos de la vida cotidiana.