Ni es solo adorno ni solo sabor: esto es lo que pasa en tu cuerpo cuando cocinas con romero y en Canarias lo saben bien

En cada mercado de Canarias, entre las bolsas de papas y los manojos de cilantro fresco, es fácil encontrar pequeñas ramas de romero atadas con hilo. Parecen humildes, casi invisibles, pero su olor invade las manos y activa la memoria. Porque en las islas, el romero no es solo una planta, forma parte de la cocina de las abuelas, de los baños para el cuerpo y de los remedios caseros que se pasan de generación en generación.

Ahora, la ciencia da la razón a esas tradiciones. El endocrinólogo Julián Tamayo, con más de 15 años de experiencia en medicina integrativa, defiende que cocinar con romero no solo mejora el sabor, sino que también protege el organismo frente a toxinas, inflamación e incluso ciertos compuestos cancerígenos que se generan al cocinar carnes y aceites a alta temperatura. Y en las cocinas canarias, donde el fuego lento sigue siendo norma, su uso cobra aún más sentido.

Planta popular con poder clínico

Conocido en botánica como ‘Rosmarinus officinalis’, el romero es originario de la cuenca mediterránea, pero está plenamente adaptado al clima de las Islas Canarias, donde crece con facilidad en zonas de costa y medianías. De hecho, muchas familias en Gran Canaria o Tenerife aún lo cultivan en pequeños huertos y lo cuelgan a secar en patios y azoteas.

El doctor Tamayo señala que esta planta contiene compuestos como el ácido carnósico y el carnosol, que actúan como antioxidantes naturales al exponerse al calor:

• Evitan que las grasas se deterioren durante la cocción
• Reducen la producción de moléculas inflamatorias
• Protegen el hígado, los intestinos y los vasos sanguíneos

“Cuando cocinas carne o pescado con romero, reduces automáticamente tu exposición a sustancias tóxicas que se generan con el calor, como el malondialdehído (MDA) o el 4-HNE”, explica.

Del potaje al mojo

En muchas recetas tradicionales canarias, como el conejo en salmorejo o los potajes de Canarias, el romero aparece como elemento clave. La cocina isleña, que ha estado siempre muy ligada a la salud popular, ha sabido integrar ingredientes funcionales sin saber que lo eran..

También se ha usado para infusiones digestivas y baños relajantes, así como planta medicinal para aliviar dolores musculares, tratar resfriados y limpiar heridas gracias a su efecto antiséptico y cicatrizante.

Pero donde más destaca su utilidad es en la cocina caliente. Y es que según estudios citados por la IARC (Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer), cocinar carnes rojas o embutidos sin protección puede generar aminas heterocíclicas (HCAs) y hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs), vinculados al riesgo de cáncer digestivo. El romero actúa como un escudo frente a ello.

¿Cómo usarlo?

Tamayo propone formas prácticas de incorporar el romero a la cocina diaria, sin necesidad de complicarse:

• Sofreírlo en aceite: ayuda a evitar la oxidación antes de cocinar
• Añadirlo al horno junto a carnes o pescados: reduce la formación de tóxicos en la superficie
• Mezclarlo en marinadas con limón, vinagre o ajo: activa la digestión y los antioxidantes
• Añadirlo a guisos de legumbres: mejora la absorción de nutrientes y evita gases

En Canarias, donde los platos tienden a ser ricos en sabor, grasas naturales y largas cocciones, estas pequeñas ramas pueden marcar la diferencia. “Es una forma simple y barata de cuidar el cuerpo sin cambiar radicalmente tu alimentación”, subraya Tamayo.

Inflamación, colesterol y claridad mental

Las ventajas no se quedan en el estómago. El romero regula la inflamación provocada por comidas pesadas, reduce la respuesta del sistema inmune ante ciertos alimentos, y preserva el colesterol LDL del daño oxidativo. Todo esto se traduce en mejor salud cardiovascular, menos pesadez, y mayor agilidad mental tras las comidas.

Comer con romero te puede hacer sentir menos hinchado, más despejado y con más energía, sin darte cuenta.Y en tiempos donde las enfermedades crónicas se vinculan cada vez más al intestino y la inflamación, recuperar estos saberes tradicionales es más valioso que nunca.

En Las Palmas de Gran Canaria, Santa Brígida, Tegueste o Arucas, aún es posible encontrar romero fresco en los mercadillos agrícolas y de productores locales. Suele venderse atado en manojos, por menos de un euro, y muchos agricultores ofrecen también plantas vivas para cultivarlas en casa.