Dieta

La tríada oscura de la nutrición está dominada por el color blanco

Son tres productos que están por todas partes en los alimentos procesados que tomamos y resulta casi imposible prescindir de ellos, aunque la salud agradece la limitación de su ingesta

La tríada oscura en psicología hace referencia a tres rasgos de la personalidad que combinados componen un carácter malévolo. Esos tres rasgos son el narcisismo, el maquiavelismo y la psicopatía, unas características que definen a una persona insensible y manipuladora, sin empatía y que conviene más tenerla lejos que cerca. En nutrición, la tríada oscura está compuesta por tres productos de color blanco.

Estos tres productos están por todas partes en los alimentos procesados que tomamos a diario. Resulta casi imposible prescindir de ellos, si bien es necesario ponerles coto y limitar su ingesta. La salud lo agradece.

La tríada oscura de la nutrición se conoce también como los tres enemigos blancos. Separados de por sí son dañinos si se consumen en exceso, de manera que juntos pueden suponer una tremenda bomba y lo cierto es que los tres unidos forman parte de innumerables recetas, sobre todo de repostería.

Los tres enemigos blancos

Los tres enemigos blancos de cualquier dieta, sea o no de adelgazamiento, son el azúcar, la sal y la harina refinada. Por supuesto, para las dietas de adelgazamiento son algo más que enemigos, constituyen una auténtica maldición. Superada la discusión de que resultan dañinos para nuestro organismo, sobre todo en exceso y es fácil caer en un consumo excesivo, cabe profundizar en los motivos que hacen que estos tres elementos sean enemigos de nuestro cuerpo y deba estar muy controlada su presencia en nuestra alimentación.

Para entender mejor los peligros que entraña la tríada oscura de la alimentación, sobre todo por su presencia en todo alimento ultraprocesado, habría que aproximarse a cada uno de estos tres elementos que incluso consumimos cuando ni sabemos que lo estamos haciendo.

Zafra de la caña de azúcar

Zafra de la caña de azúcar / José Carlos Guerra

Azúcar

El azúcar común o azúcar de mesa es en realidad la sacarosa, un disacárido compuesto por una molécula de glucosa y una fructosa. Se obtiene de la caña de azúcar o de la remolacha y sirve, como todo el mundo sabe, para endulzar nuestras comidas. Es un hidrato de carbono y, como tal, una gran fuente de energía para el organismo. Ahora bien, cabe preguntarse si es este el tipo de energía que necesitamos.

Los nutricionistas y científicos de la rama médica cada vez están más de acuerdo en que la energía del azúcar no es la más adecuada para el organismo humano y a ella se le achaca un poder adictivo tan potente como el de las drogas. La razón es que libera dopamina en el cerebro, algo que deriva en descontrol y adicción. A su vez, al azúcar se la responsabiliza de contribuir a las grandes epidemias que padece hoy la humanidad, otra tríada oscura: el cáncer, la diabetes y la arteriosclerosis.

Casi inseparable de esta tríada se encuentra la obesidad. Por tanto, está claro que el azúcar es una enemiga del control de peso, si bien eso no significa que la eliminemos por completo de nuestra dieta. Lo recomendable es la limitación del azúcar, sobre todo de los alimentos ultraprocesados que la contienen en grandes cantidades. Esta limitación, sin duda, ayuda a reducir la inflamación crónica. El control del consumo de azúcar también supone un freno al hambre constante y a la fatiga, dos síntomas que se producen con la bajada del pico glucémico por la ingesta de sacarosa. La necesidad de superar el bache energético lleva a consumir más azúcar y entramos en una rueda sin fin de subidas y bajadas de insulina.

Salinas de Vargas

Salinas de Vargas / Juan Carlos Castro

Sal

El dato de que el 70% de la sal que consumimos proviene de alimentos ultraprocesados da una idea del volumen de sal que metemos en nuestro cuerpo cada día. La sal es un elemento natural que potencia los sabores. Todo con un poco de sal sabe mejor, pero también nos hincha, porque nos hace retener líquidos. El exceso de sal en nuestro organismo altera la microbiota, estimula el apetito y nos inflama. Así que es un enemigo de las dietas de adelgazamiento.

Esto no quiere decir que prescindamos de la sal en nuestra dieta, sino que, al igual que en el caso del azúcar, limitemos o controlemos su ingesta, siendo conscientes del exceso de sal que contienen muchos de los alimentos ultraprocesados que consumimos casi a diario.

Harina

El tercer enemigo blanco de nuestra salud es la harina refinada. Más carbohidratos. La harina refinada está presente en el pan, la pasta y la pastelería. Las recetas con harina refinada, que indefectiblemente llevan también azúcar y sal, potencian la inflamación, sobre todo cuando estos alimentos se toman entre horas o al inicio de las comidas sin acompañarlos de hortalizas y verduras.

La clave para contrarrestar los efectos negativos de la tríada oscura formada por el azúcar, la sal y la harina está justo en aumentar la ingesta de hortalizas y verduras. Sus azúcares y sales minerales naturales cubren las necesidades de nuestro cuerpo de estas sustancias y nos permiten prescindir o reducir su ingesta. Al mismo tiempo, lleno el estómago de alimentos ricos en fibra, queda menos espacio para ingerir alimentos elaborados con harinas refinadas. Si, además, introduces en tu dieta el alimento verde más saludable del mundo, el berro, que puedes encontrar con facilidad en cualquier supermercado o mercado canario, mejor que mejor.